Sus «burdas mentiras» y el viaje para quemar el coche delataron a los Braceras

I. Elices / Burgos
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La Ertzaintza centró su investigación en los acusados al observar que las cámaras de la carretera de Bilbao habían grabado el todoterreno del letrado seguido por el de José Ángel, de camino a Laukiz, la tarde del 15 de febrero de 2012

José Ángel Braceras y su hermano Doroteo dirigían su mirada ayer hacia el público de la sala. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

 
El inspector de la Unidad de Investigación Criminal y Policía Judicial de la Ertzaintza que dirigió las pesquisas para dar con ‘Txetxu’ Ezquerra y descubrir por qué su coche había aparecido quemado en Laukiz relató ayer en el juicio cómo cimentó las indagaciones que culminaron con el arresto de los hermanos Braceras Bárcena. El proceso fue «complicado», porque trabajaron sobre la base de una desaparición, ya que el cuerpo del letrado vizcaíno no fue descubierto hasta el mes de mayo, dos meses después del día 15 de febrero de 2012, la fecha  del crimen.
No obstante, decisiones desacertadas que tomaron los dos hermanos y las «burdas mentiras y claras contradicciones» -en palabras de la propia defensa de los imputados- en que incurrieron despejaron bastante el camino a los investigadores. El primer error de Doroteo fue contar a la Ertzaintza que, después de dejarle a él sobre las 15 horas en el bar El Paso (Maltrana), José Javier Ezquerra continuó hacia Bilbao en su todoterreno Toyota Land Cruiser y él  tomó su coche, que tenía aparcado en el parking, y se marchó a su casa. La Policía Autónoma vasca hizo comprobaciones sobre este extremo y descubrió que mentía. Una camarera de ese establecimiento observó a las 18,40 del día 15 de febrero que el automóvil del acusado continuaba en el mismo lugar que lo había visto estacionado por la mañana, cuando se encontró con el letrado y Juan Carlos Izaguirre. Hay que recordar que todos los movimientos que hicieron esa mañana desde entonces fueron en el todoterreno de ‘Txetxu’.
Esa falsedad en que sorprendieron a Teo le convirtió en sospechoso, máxime cuando ya sabían -por la socia del letrado- que Ezquerra se había desplazado al Valle de Mena ese día para que los dos hermanos Braceras le firmasen un contrato sobre un retracto de una finca (la de Berrandulez).
La decisión de deshacerse del todoterreno del abogado lejos de su entorno, en Laukiz (Vizcaya), cerca de Bilbao, tampoco fue muy afortunada si lo que querían era despistar a los investigadores. Como éstos sabían que el letrado había quedado ese 15 de febrero a las 16 horas con otra persona en Bilbao comprobaron las cámaras de tráfico de la BI-636, que une Villasana con la capital vizcaína. Las grabaciones mostraron al coche de ‘Txetxu’ en varios tramos de esa vía, incluidos los túneles, seguido «a muy pocos metros» por otro todoterreno, que resultó ser el Land Rover Discovery de José Ángel Braceras. Supieron que era el suyo porque tenía dos rasgos identificativos, la rotura de la carcasa que protege la rueda de repuesto y un defecto en la luna trasera. Más tarde, pasadas las 20 horas, los vídeos mostraron al Discovery en el trayecto de regreso. «Era lógico, José Ángel viajaba detrás de su hermano, quemaron el coche en Laukiz y después se subió al otro vehículo para volver al Valle de Mena», afirmó el instructor.
Con esta evidencia, centraron toda la investigación en los hermanos y fueron estrechando el cerco hasta que decidieron detenerlos el 9 de marzo de 2012, cuando las indagaciones habían entrado en un punto muerto, pues Ezquerra no aparecía.
Ese mismo día requisaron el todoterreno de José Ángel y el día 12 realizaron la inspección ocular del mismo. Aparecieron varias herramientas dentro, entre ellas una azada y un hacha que presentaban vestigios de sangre que, una vez analizados por la Policía Científica, resultaron coincidir con el perfil de ADN de Ezquerra. «Ya no tuvimos ninguna duda y la investigación tomaba otro cariz, pues cuando menos ‘Txetxu’ había sufrido lesiones, si no había sido víctima de un homicidio», indicó.
 
no concluyente. El abogado defensor de los dos acusados interrogó ayer al inspector de la Ertzaintza con el objetivo de desmontar la tesis de las acusaciones. Éstas sostienen que Ezquerra murió a manos de los dos hermanos y no solo de Doroteo -que se atribuye toda la culpa- y que el crimen fue cometido cerca de Ayega de Mena (el pueblo de José Ángel) y no en Berrandulez, como asegura Teo. Para determinar la posición de ambos entre las 15 horas y las 17 de aquel 15 de febrero es importante el estudio del flujo de llamadas de los teléfonos de los inculpados y la activación de distintos repetidores. En ese horario los aparatos de ambos se conectaron a las antenas de Arceniaga (más cerca de su domicilio) y de Castrogrande (próximo a Berrandulez). El instructor del caso reconoció que esa información avala «las dos teorías», la de que actuaron juntos y la de que no, «porque los repetidores aluden a zonas de influencia no a ubicaciones concretas». De hecho, también admitió que la Ertzaintza «nunca ha establecido el lugar exacto donde se produjo el crimen».
El inspector relató cómo le cogió por sorpresa la llamada del juzgado de Getxo, el 16 de mayo, cuando Doroteo decidió confesar. Recordó la excursión a La Engaña para recuperar el cadáver y reconició el talante «colaborador» en ese momento del acusado. Sobre si pudo él solo mover el cuerpo hasta la sima donde fue enterrado, el instructor expresó sus dudas pero aseguró que no hubieran llegado allí «sin la ayuda de Teo».