Un turismo con matrícula francesa aparcado en la entrada de Bárcena de Bureba desvela que en el pueblo hay gente. Pero no turistas a los que la curiosidad les ha llevado a perderse entre las ruinosas viviendas y pasear en un entorno aislado. Por la calle principal se dejan ver los nuevos propietarios de la mayor parte de los inmuebles, los holandeses Maaike Geurts y Tibor Strausz. Sus hijas, Trisa y Riva, aparecen en escena tímidamente. Están de vacaciones y han aprovechado a viajar hasta su futuro hogar para comprobar que todo sigue bien. También para planificar las próximas actuaciones a ejecutar en las seis hectáreas de terrenos en los que cultivarán un bosque comestible a base de árboles frutales.

El sábado pasado llegaron a San Sebastián y disfrutaron de un día soleado en la playa de la Concha. El domingo se trasladaron a Briviesca, ciudad que se convertirá en su residencia habitual en «año y medio», y ayer a la localidad burebana. Adquirieron a Marcelino Ruiz por 350.000 euros 65 de las 77 viviendas existentes, y pretenden contactar con los otros propietarios para comprar el resto, siempre que les «ofrezcan un buen precio». El interés que les ha transmitido un «gran número» de holandeses por el lugar y la intención de estos por pasar allí temporadas ha animado a la pareja a plantearse ofrecer alojamiento y comida gratis a voluntarios a cambio de que participen en la rehabilitación de las viviendas.

«Nos han escrito personas jóvenes que estarían dispuestas a venir aquí con nosotros y colaborar en el proyecto, y también jubilados a los que les encantaría disponer de una casa en Bárcena para disfrutar de su tiempo libre», comenta Geurts. Algunos medios de comunicación de los Países Bajos se hicieron eco de que el pueblo tenía nuevos dueños y «hemos recibido cantidad de mensajes, estamos muy ilusionados», añade.

(El reportaje completo, en la edición impresa de este martes de Diario de Burgos o aquí)