La lavanda en Burgos, 500 hectáreas y a salvo de la plaga

L.M. / Cilleruelo de Arriba
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Los agricultores burgaleses, al contrario que en Castilla-La Mancha, apenas han reportado la presencia de un insecto que arrasa cultivos de la noche a la mañana. El grueso de la producción termina en Francia

A mediados de septiembre culminará la siega de lavanda y lavandín en Aromáticas Cynol, en Cilleruelo de Arriba. - Foto: Alberto Rodrigo

A diferencia de los campos de cereal, que ya lucen completamente cosechados a lo largo y ancho de la provincia, las fincas de lavanda y lavandín (híbrido con espliego) viven este mes de agosto su época de siega. Desde finales de julio y hasta principios del próximo mes de septiembre, los agricultores que tienen esta planta aromática entre sus cultivos se afanan en recogerla para posteriormente trasladarla a las destilerías donde se transforma en aceites esenciales.

En el territorio burgalés son ya más de 500 las hectáreas que hay repartidas por diferentes comarcas, lo que da fe de que la moda que se inició hace unos pocos años con estas especies, pertenecientes a la familia de las lamiáceas, no hace sino aumentar a cada curso que pasa. Prueba de ello es el incremento de demanda que experimentan en Aromáticas Cynol, compañía de Cilleruelo de Arriba que cumple este 2024 cuatro veranos dedicados en cuerpo y alma a la producción y el destilado de estas flores. Mientras que en Castilla-La Mancha los profesionales se están viendo asolados por una plaga de gusanos (Helicoverpa Armigera) que es capaz de devorar de la noche a la mañana hectáreas enteras, en Burgos apenas han tenido que lamentar su presencia. La única zona donde han reportado daños y han visto cómo disminuía ligeramente la producción -aunque de forma residual-, ha sido en las inmediaciones de Caleruega, uno de los principales epicentros de esta aromática en la provincia.

«Al no ser plantaciones extensivas, sino que son fincas relativamente pequeñas y aisladas del resto, la plaga no nos ha hecho mucho daño», explica Libertad Cabal, de Aromáticas Cynol, que reconoce los perjuicios que está causando este gusano en sus vecinos del sur de España. La compañía creada por la familia de su marido, Juan Arribas, es una de las empresas punteras de toda Castilla y León, ya que además de la producción burgalesa procesan la cosecha de agricultores vallisoletanos, palentinos y segovianos. A pesar de que tanto la lavanda como el lavandín han perdido ya buena parte del intenso color morado que tanto atrae a turistas y vecinos, aún se pueden observar algunas plantas con tonos vivaces.

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