Aranda y la Ribera del Duero afrontan otro verano con unos recursos "insuficientes" en materia de prevención y extinción de incendios. Así lo aseguran desde el sindicato de agentes medioambientales, cuyos integrantes lamentan que la Junta de Castilla y León se haya llevado a la localidad segoviana de Cuéllar la autobomba que había anunciado para la capital ribereña debido al "alto riesgo" de fuegos intencionados en monte arbolado que presenta, junto con Gumiel de Izán. De hecho, el alcalde arandino, Antonio Linaje, constata que siguen sin recibir contestación por parte de la Consejería de Medio Ambiente tras este giro inesperado y tampoco les han concretado una reunión con responsables del área pese a que la solicitaron en marzo. "Sólo nos han dicho que nos darán fecha, pero de momento nada de nada". Todo, a pesar de que en el Boletín Oficial de Castilla y León del pasado 27 de diciembre se publicó que Aranda contaría con este medio de prevención y extinción de fuegos, formado por un camión con autobomba y cinco bomberos, lo que permitiría paliar el problema de los incendios forestales en la zona (una competencia que le corresponde a la administración autonómica) y actuar con más recursos.
"Aranda necesita un camión como el que iba a venir para no depender de los bomberos, ya que cada vez que salen para atender una emergencia, al no haber retén, la ciudad queda desprotegida", advierten fuentes sindicales. Pues bien, en este momento aún no se ha concretado el retén con tres efectivos que el equipo de gobierno del Ayuntamiento acordó poner en marcha con los propios bomberos en marzo. Según indica el concejal de Seguridad Ciudadana, Juan Manuel Martín, todavía falta el informe de Intervención. Cuando se emita, se abordará en una comisión informativa y después se tendrá que votar en pleno. Todo ello con los meses de mayor peligro de incendios a la vuelta de la esquina.
Una vez que se apruebe este retén, inexistente desde enero de 2021, pasará a haber un equipo de tres profesionales disponibles para estar en el parque en 20 minutos y así atender dos salidas simultáneas o apoyar en intervenciones especiales. Mientras tanto, si surge un incendio forestal en la comarca y acuden a sofocarlo los efectivos del parque arandino, la ciudad se quedará sin protección y el tiempo de respuesta será mucho mayor.
Otro punto clave lo desempeñan los bomberos voluntarios de Roa. En este momento, son una decena, frente a los apenas tres que fueron hace unos años. Cuentan con una bomba urbana pesada para sofocar incendios y con un furgón de salvamento para atender accidentes de tráfico o emergencias en viviendas, entre otros asuntos. Ahora bien, desde el parque raudense remarcan que llevan 4 años solicitando a la Diputación de Burgos un equipo de excarcelación nuevo, con puntales de estabilización para vuelcos laterales de vehículos, porque el suyo está obsoleto y porque a algunas carreteras suelen llegar antes que los bomberos de Aranda. Asimismo, se hallan a la espera de recibir un turboventilador para incendios en viviendas.
Torre de vigilancia. Además de los agentes medioambientales que trabajan en el sur de la provincia, ya está operativa la torre de vigilancia de La Calabaza desde el 15 de mayo, que cuenta con dos vigilantes hasta octubre. A ello se suma el retén de incendios que contrata la Junta. Está formado por cinco personas que trabajan de lunes a viernes y que, por ahora, realizan labores de limpieza de montes. A partir del 12 de junio, se ampliará a siete efectivos y desempeñarán turnos de lunes a domingo. No obstante, el depósito de su pickup es de 500 litros y "dura unos ocho minutos tirando agua, es sólo para un primer ataque", remarcan desde el sindicato. Todo ello a las puertas de una campaña con una vegetación "sin parangón" por las abundantes lluvias. "Veremos a ver qué pasa cuando se seque todo. Otro verano a cruzar los dedos", zanjan.