El alumnado procedente de otros países ha descendido ligeramente este curso respecto al pasado, representando en su conjunto en torno al 10% del total de matriculados. Las aulas burgalesas, desde segundo ciclo de Infantil hasta Bachillerato, cuentan con 4.718 estudiantes de otras nacionalidades, 150 menos que hace un año. La cifra ha sufrido leves variaciones en los últimos ejercicios, después de tocar techo en el 2011-12 al alcanzar los 5.355, si bien los matices se dan en el cambio de países de procedencia y en la distribución entre la red pública y la concertada.
Hay que tener en cuenta que la presencia de esta última es residual en la provincia, no así en la capital. En la ciudad, la matrícula en ambas enseñanzas es de 2.196 escolares. De ellos, un 67% del total (1.473) acude a colegios públicos y 723 a concertados. Una diferencia que la Dirección Provincial de Educación asegura que se produce desde hace 5 o 6 años y que atribuye principalmente a un motivo: las becas de comedor, que oferta la primera pero no la segunda, debido a que los servicios complementarios, como este caso y el de transporte escolar, no tienen concierto.
«Siempre hemos sido referentes en tener una distribución equilibrada entre las dos redes», explica Raquel Peña, asesora de Atención a la Diversidad del departamento provincial, quien agrega que son las propias familias las solicitan un centro público al conocer estas ventajas a través asociaciones o los Servicios Sociales. Y es que, según apostilla, hay que tener en cuenta que en muchos casos se trata de personas con bajo nivel de ingresos que necesitan el servicio.
La Federación de Escuelas Católicas de Castilla y León, patronal que agrupa al 90% de la concertada, asegura que la educación intercultural está presente en todos sus centros. «Somos una red abierta y promovemos la tolerancia religiosa y la inclusión», asegura Leandro Roldán, secretario de la entidad, quien reconoce que la becas de estos servicios son «un factor decisivo» a la hora de elegir colegio.
Roldán afirma que hace tiempo que llevan pidiendo el concierto para el comedor y el transporte, al igual que para Madrugadores, pero que sin esa financiación no pueden ofrecer becas porque «nuestros colegios ya de por sí son deficitarios». No obstante, subraya que hay órdenes religiosas que apoyan a las familias aunque «sea algo que no se haga público».
procedencia. Otro de los cambios que se han producido está relacionado con los países de origen, que ahora está encabezado por Rumanía, que aglutina al 22% de los matriculados tanto en la capital como en la provincia, cuando este se situaba en el puesto número 10 hace cinco años. Por el contrario, Ecuador ha pasado del segundo al sexto puesto son solo un 5%. Se mantiene Marruecos, con un 14%, y también Bulgaria, con un 13%. «Muchas veces es el efecto llamada, al igual que el idioma porque a los ciudadanos rumanos les resulta fácil de aprender el castellano al tener una raíz latina», precisa Peña.
La caída de la matrícula este curso obedece a un descenso demográfico generalizado, sobre todo en la ESO mientras que ha aumentado en Primaria. No obstante, la técnico de la Dirección Provincial sostiene que el número de alumnos extranjeros se «ha estabilizado» en los últimos años, si bien precisa que eso no significa que sean los mismos estudiantes, ya que «se van unos y vienen otros nuevos».
La atención educativa al alumnado es distinta dependiendo de si conocen o no el castellano. En cualquier caso, «todo el profesorado está ya formado y capacitado», además de que 19 centros cuentan con docentes de compensatoria, que son los primeros en recibirlos con planes de acogida. En lo que se refiere a la ESO, la mayoría de los institutos cuentan con estos profesionales, ya que es una etapa en la que se titula y debe hacerse «un esfuerzo importante» con el idioma y con los desfases curriculares.
Cuando los problemas están relacionados con la lengua, Peña explica que se realiza una inmersión lingüística para darles las herramientas básicas con las que se puedan desenvolver, haciendo uso de intérpretes como compañeros de más edad o familiares que lleven más tiempo. Para corregir el desfase curricular, se les ayuda en Lengua y Matemáticas, además de que pueden acogerse al programa de refuerzo y apoyo educativo.
La tasa de éxito de graduación depende en muchos casos de la motivación del alumno y de la importancia que sus familias den a la educación formal, ya que en «algunas culturas se valora más encontrar un trabajo y en otras se favorece el esfuerzo para que no tengan la vida que ellos han tenido y que les ha obligado a salir de su país».
En la comparativa regional, Burgos tiene en sus aulas prácticamente el mismo número de alumnos que Valladolid, mientras que Salamanca cuenta con unos 2.500, algo que Peña atribuye a la ubicación geográfica (provincia de paso), a la industria y a la agricultura.