El Gobierno asume que la ruptura de las negociaciones para renovar el Consejo General del Poder Judicial está generando una batalla de discursos con el Partido Popular para explicar a la ciudadanía qué es lo que ha ocurrido y, ante ella, asegura que se ve como "claro ganador".
Desde que el jueves se certificara la interrupción del diálogo para poner fin a la situación de provisionalidad que atraviesa el órgano de gobierno de los jueces, el Ejecutivo y el Partido Popular, con Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo a la cabeza, han venido acusando a la otra parte de ser la responsable de lo sucedido.
Moncloa y Ferraz explican que Feijóo no ha aguantado la presión de círculos de poder de la derecha que le pedían que no pactara y que se sumaba a la posición que en ese sentido mantenían también destacados dirigentes populares como la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
Por el contrario, en Génova se apunta a Sánchez como el culpable de que cese la negociación porque considera que no es de fiar, porque su objetivo es seguir pactando con los independentistas y por acceder a las pretensiones de sectores socialistas de situar en un lugar destacado del debate político la reforma de Código Penal para rebajar las penas por sedición.
Una pretensión que el PP interpreta que tenía como objetivo reventar el pacto que el propio Sánchez estaba dando ya prácticamente por hecho.
Fuentes del Gobierno señalan que se trata de un choque de argumentos ante el que los ciudadanos pueden estar desconcertados, pero expresan su convicción de que la mayoría "pondrá el foco de la responsabilidad en la irresponsabilidad de Feijóo".
Para el Ejecutivo, la imagen de hombre de Estado que el líder del PP quería "vender" cuando sustituyó a Pablo Casado al frente del partido "ha saltado definitivamente por los aires".
"No es de recibo que se busque una excusa tras otra, que si la mesa de negociación con Cataluña, las elecciones andaluzas o las de Castilla y León, y ahora la reforma de la sedición, para impedir que se renueve el CGPJ", señalan para insistir en que el presidente del Partido Popular ha evidenciado que es él quien no es de fiar.
El Gobierno apunta que nada ha cambiado desde el inicio de la negociación hasta ahora sobre la sedición y que Sánchez ha defendido desde su discurso de investidura lo mismo, que su compromiso es reformar el Código Penal en ese aspecto para adecuarlo a la legislación de otros países europeos y que lo presentará en el Parlamento si tiene de antemano apoyos suficientes para que prospere.
"¿No se había enterado de eso Feijóo cuando empezó a negociar? ¿Qué ha pasado para que de repente hayan buscado otro pretexto?, se preguntan las fuentes, que recuerdan que muy poco antes la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, había asegurado que nada tenía que ver el diálogo del CGPJ con la reforma del Código Penal.
El enfado con el líder del PP lo dejó patente el presidente del Gobierno en la conversación que mantuvo con los periodistas que le acompañaban en su gira africana nada más aterrizar la noche del jueves en una escala técnica en Luanda (Angola).
Aseguró que se había enterado en ese momento del comunicado del PP que anunciaba el fin del diálogo tras haber mantenido antes de subirse al avión una conversación de una hora con Feijóo, justo el trayecto entre su visita a la antigua prisión de Constitution Hill de Johannesburgo donde estuvo preso el que fuera presidente sudafricano Nelson Mandela y el aeropuerto de Pretoria.
Explicó Sánchez que en esa charla ya expresó el líder del PP sus dificultades para culminar el acuerdo, aunque ambos quedaron en verse el próximo 2 de noviembre.
Sin embargo, se encontró con la ruptura unilateral y expresó ante los informadores su enojo con la forma de actuar de Feijóo, de quien dijo que le habían "temblado las piernas" por presiones a las que había sucumbido.
Que el PP vea un cambio de posición del Gobierno en sus intenciones con la reforma de la sedición en las declaraciones de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, sobre este asunto se considera en Moncloa una excusa más porque ratifica que nada ha cambiado.
Insiste en que la propuesta tendría que contar previamente con un apoyo suficiente para que no sea rechazada en el Congreso y ante la posibilidad de que pueda haber negociaciones inminentes para ello responden con un "tiempo al tiempo".
De la misma forma, rechaza que Sánchez haya cedido a presiones de dentro del PSOE o de su socio de coalición, Unidas Podemos, una formación que no veía con buenos ojos cómo avanzaba el diálogo porque su pretensión de que la delegada del Gobierno contra la violencia de género, Victoria Rosell, formara parte del CGPJ, había sido desechada.
Desde el Gobierno se repite que la culpa de la ruptura es de Feijóo y del PP, a quienes se advierte de que no se puede admitir el "chantaje" de poner ciertas condiciones para cumplir la Constitución cuando este cumplimiento, tal y como reiteró este sábado en Sevilla el jefe del Ejecutivo, debe ser "de pa a pa" en todo momento.
"Sánchez es el primer presidente del Gobierno al que se le está negando su legitimidad, y eso es algo muy grave y antidemocrático", se lamentan las fuentes.
De todo ello existe el convencimiento en el Ejecutivo que los ciudadanos se estarán dando cuenta, sabrán discernir y sacar sus propias conclusiones.
Y sus conclusiones, afirman, no dejarán en buen lugar la actuación y el discurso del PP y de Feijóo. "Una decisión más -apostillan- para que sigan conociéndole de verdad, para que el 'efecto Feijóo' se siga esfumando".
Más allá de eso subrayan que la verdadera preocupación del Gobierno es la situación "insostenible" en la que sigue estando el órgano de gobierno de los jueces.