La capital ribereña quiere mantener su título como tercer polo industrial de Castilla y León, con más de 3,7 millones de metros cuadrados de suelo para empresas repartidos en distintas zonas de Aranda, pero estas áreas destinadas a la implantación de nuevas fábricas no suman parcelas disponibles desde 2006, cuando se urbanizó el polígono Prado Marina, gracias a la iniciativa privada. De hecho, la disponibilidad de suelo en manos de entidades públicas se reduce a un 5% de los metros cuadrados industriales, lo que suma poco más de 200.000 en los dos grandes polígonos industriales.
Esta limitación de espacio mantiene atascada la labor de atracción de inversiones en el ámbito industrial y es uno de los escollos a los que se enfrenta el Consistorio arandino en este sentido. «Podemos hacer, y de hecho estamos haciendo, labores de promoción de Aranda como centro industrial, pero estamos atados de pies y manos por la falta de suelo, de nada nos sirve que logremos que una empresa se fije en nuestra ciudad si no podemos ofrecerle una parcela para que se instale», reconoce el concejal de Promoción del Ayuntamiento arandino, Juan Manuel Martín.
Las cifras avalan este planteamiento, porque el suelo en manos de la administración local se limita a tres parcelas. El Consistorio arandino apenas cuenta con dos solares de uso industrial: uno en Prado Marina con 7.784 metros cuadrados y un valor catastral que supera los 171.000 euros, y otro en Allendeduero de 3.960 metros cuadrados, con todos los servicios urbanos y tasado en unos 65.300 euros. El tercer terreno, también en Prado Marina, es suelo de equipamiento público, ya sea para calles, zonas verdes, centros escolares, sanitarios o instalaciones deportivas, entre otros. Se trata de la parcela más grande, con 114.000 metros cuadrados y un valor por encima de 1,8 millones de euros, en la que se pretende construir un puerto seco para que más empresas puedan utilizar el ramal ferroviario para el traslado de materiales y mercancías.
Para completar esta oferta de suelo industrial público hay que mirar al polígono Allendeduero, donde la Entidad Pública Empresarial de Suelo (Sepes) tiene a la venta 60.000 metros cuadrados, tras agrupar siete parcelas en un lote, por 1,7 millones de euros, y otro terreno de 25.000 metros cuadrados por 632.000 euros.
Sobre el total de la superficie industrial y en qué manos se encuentra es difícil conseguir datos. En el Ayuntamiento admiten que no tienen cifras actualizadas. «Desde que dejamos de gestionar el polígono Allendeduero no tenemos datos de él y el Prado Marina siempre ha sido privado», apuntan desde la administración local. En un recorrido por las zonas industriales, se aprecian un sinfín de terrenos sin construir, todos ellos ya en manos privadas, que se adquirieron en su día para realizar ampliaciones o proyectos que quedaron paralizados, o simplemente con ánimo inversor. De hecho, algunas están a la venta, al igual que diversas naves industriales, pero la limitación de metros de esos terrenos no fomenta la atracción de empresas, que precisan de mayores superficies para el desarrollo de proyectos.
Con vistas a ampliar. Esta falta de suelo suficiente para la implantación de nuevas fábricas, endémica desde hace más de una década en la capital ribereña, está detrás de la reclamación del colectivo empresarial, encabezado por FAE Asemar, desde donde se remarca la importancia de desarrollar más terrenos para hacer Aranda interesante para los inversores. «La realidad ahora es que no existen parcelas grandes donde se puedan instalar empresas. Si no tenemos suelo, estamos vendidos», resume de forma contundente la presidenta de la patronal ribereña, Cristina Martín.
En atención a esta realidad, y a esta demanda, el Ayuntamiento arandino incluyó en el Presupuesto de 2024 una partida de 200.000 euros para la redacción de un plan parcial que marcase las pautas para ampliar el polígono industrial Prado Marina. «El objetivo es ampliarlo máximo posible. Si se puede llegar hasta la autovía, se aumentará hasta la autovía», verbaliza su apuesta el alcalde arandino, Antonio Linaje, que alerta que este proceso lleva su tiempo. «La redacción del proyecto es la primera etapa y ese documento será el que diga la extensión, el coste y las fases de la ampliación», platea el primer edil. De momento, este proceso aún no se ha iniciado.