La recta final del mes de agosto es una de las más intensas en el sector inmobiliario en la capital ribereña. Una vez que se liberan los pisos que han estado alquilados por quienes acuden a Sonorama Ribera y con el inicio del curso escolar a la vuelta de la esquina, las pocas ofertas disponibles duran horas en las agencias que gestionan estos contratos y muchas ya cuentan con una lista de espera para dentro de varios días. «Tengo un piso que queda libre el 3 de septiembre y ya tengo diez personas interesadas», pone como ejemplo de la situación Juan Carlos Ubis, de la inmobiliaria que lleva su apellido como nombre.
La tónica es generalizada porque «aunque se hayan liberado pisos hay más demanda que oferta», señala Javier Guijarro, de Alfa Inmobiliaria, porque «ahora vienen los profesores en bandada, en cuanto les asignan colegio tienen que buscar dónde meterse con muy poco margen de tiempo». El hecho de que sea el ámbito de la educación el que monopolice gran parte de las demandas que entran estos días también complica que encuentren lo que buscan. «Les cuesta mucho dar con lo que necesitan, porque se fijan mucho en la zona donde está el piso, también el precio y el tipo de piso, suelen preferir los pequeños, de una o dos habitaciones como mucho», explica Guijarro lo que ahora tiene una mayor demanda.
El hecho de que haya más gente buscando alojamiento que viviendas disponibles se ve en el tránsito de llamadas que reciben las inmobiliarias. «Tenemos varias personas al día nuevas que vienen a preguntar, pero no hay mucha oferta para ellos», apunta Ramón de los Mozos, de Frincasa, lo que provoca que los precios hayan subido. «Tenemos pocos pisos y, los que hay, salen disparados, nos pueden durar horas libres, por lo que la oferta se absorbe rápidamente», confirma también Juan Carlos Ubis.
Los precios en los que se están moviendo los alquileres en estas fechas son muy similares en todas las inmobiliarias, con oscilaciones de 50 euros arriba o abajo. «Los pisos de dos habitaciones están entre los 450 y 500 euros, suben a 600 los de dos habitaciones y nos ponemos en torno a los 700 euros para los de tres dormitorios», especifica Ubis, aunque son unas cifras que varían en función del barrio donde esté la vivienda y su estado y servicios comunitarios.
A pesar de lo elevado de estos precios, en el sector inmobiliario de la capital ribereña se impone la opinión de que ya no queda mucho margen para que la tendencia al alza se mantenga. Después de todo un año de subida constante de los alquileres que se cobran en Aranda, los agentes inmobiliarios creen que se ha llegado al tope. «No creo que el mercado soporte que suban más los precios, están en su máximo natural, porque los propietarios no van a arriesgarse a subirlo 20 euros para no alquilarlo», comenta Guijarro.
Más bien, la tendencia del mercado del alquiler arandino es a buscar una estabilidad en los inquilinos. «La gente prefiere tener a alguien en casa que les pague todos los meses a cobrarles un poco más, y buscan que sean contrato estables, los firman de año a año», reconocen desde Alfa Inmobiliaria. Una circunstancia que hace que muchos propietarios tengan reticencias a alquilar sus viviendas a profesores «porque lo quieren sólo por nueve meses», aunque otros aprovechan esta circunstancia para buscar otros inquilinos en el periodo estival, que pueden ser trabajadores temporales o, como no, asistentes al festival arandino.