Por segunda jornada consecutiva el Burgos CF tendrá enfrente a uno de los históricos del fútbol nacional. Visitará Riazor para medirse al Deportivo de La Coruña, que ha regresado al fútbol profesional después de cuatro largos años de travesía por el desierto. El rival y el escenario son motivantes, a lo que hay que añadir el tremendo ambiente que se vive en todos los partidos que el conjunto coruñés disputa en su estadio. En la grada habrá alrededor de 30.000 espectadores, de los cuales menos de un millar serán burgalesistas.
Los blanquinegros tendrán enfrente a un equipo que cuenta con jugadores de renombre como Lucas Pérez -ex del Arsenal o el West Ham, entre otros- y que ha conformado una plantilla de garantías para no pasar apuros, incluso para ser una de las sorpresas en esta Liga Hypermotion.
En el banquillo continúa un viejo conocido de la afición burgalesa, un Imanol Idiakez que defendió la elástica del Burgos CF en dos etapas diferentes de su carrera. Pasó momentos difíciles la pasada campaña en la Primera RFEF, pero el ascenso le permitió seguir en el banquillo.
Se trata de un equipo alegre, con clara vocación ofensiva y que no ha comenzado como esperaba la competición. Cuenta con cuatro puntos y no acaba de mostrar todo su potencial. Es capaz de generar ocasiones de gol, pero no se está mostrando acertado, mientras que le está faltando contundencia en defensa. En las jugadas a balón parado le están haciendo daño y es algo que en La Coruña saben que deben mejorar.
El ya nombrado Lucas Pérez, Yeremay Hernández, David Mella, Mario Soriano y Mohamed Bouldini, el último en llegar, llevan el peso ofensivo del equipo y tienen una enorme calidad en sus botas. El Dépor tiene bandas peligrosas, habilidosas y profundas y jugadores con un notable olfato goleador en el área.
Lucas Pérez ha sido uno de los que ha hablado esta semana en el Dépor y se refiere al «factor Riazor» y es que el conjunto coruñés confía en que su afición suponga un plus en el choque de mañana por la tarde.