Es de sobra conocido que comer sin sal previene la hipertensión y aunque todavía no es posible establecer un paralelismo tan concreto para el alzhéimer, sí hay algunos factores al alcance de cualquier ciudadano medio que pueden contribuir a retrasar la aparición de la enfermedad. Yde esos factores hablará hoy a las 20.00 horas en el Círculo de la Unión el neurólogo del HUBU Miguel Goñi, en una conferencia en la que expondrá cuáles son las últimas investigaciones en relación con su especialidad.
En este sentido, el neurólogo explicará que si se alcanzara el objetivo de diagnosticar antes, se podría avanzar en dos sentidos. El primero, en la puesta en marcha de estudios clínicos que hasta ahora han evidenciado que cuánto antes se empiece con los pacientes, mejor respuesta tendrán. Y en segundo lugar, lo que Goñi define como «algo que llamaríamos prevención de la demencia». Con ese algo, que no es tan simplista como eliminar la sal de la dieta, el especialista se refiere a estudios recientes que demuestran que «si se combina un programa de reducción de factores de riesgo [hipertensión, diabetes, colesterol, obesidad y sedentarismo] con terapia cognitiva, ejercicio físico y un cierto grado de compromiso social, de participación en tareas sociales, se es capaz de prevenir y retrasar hasta en tres años la aparición de la demencia relacionada con la enfermedad». Es decir, hay enfermedad, pero es posible retrasar la aparición de los síntomas. Y los mismos estudios aseguran que esta combinación de control de factores y terapia sostenida durante dos años redunda en beneficio para el paciente porque «estamos trabajando en la creación de reserva cerebral, en la protección del cerebro».
Así, el especialista volverá a incidir en que no es cierta la creencia popular de que ante la demencia no hay nada que hacer. «Se puede hacer. Está demostrado», dice, destacando que es muy importante transmitir que «se puede trabajar para disminuir la carga de la enfermedad». Y eso significa que el paciente podrá ganar un tiempo de independencia y autonomía. «Yo no me atrevo a hablar de años, pero sí de meses», afirma el neurólogo. «Empiezas a tener olvidos, vale, pero si consigues que la aparición sea más lenta, serás independiente más tiempo», añade.
Al mensaje de que es posible prevenir, Goñi añadirá que también hay razones para el optimismo en lo relativo a tratamientos, y se explica avanzando que «la línea más fuerte de medicamentos ahora es la de anticuerpos monoclonales antiamieloides y la perspectiva que tenemos es que si los ponemos en una fase muy leve, en la que se manifiestan datos previos a los síntomas, podremos esperar una respuesta. Ahora, a veces, nos da la sensación de que aun poniendo tratamiento en fase leve, llegamos tarde».
Al hablar de datos previos a los síntomas, Goñi se refiere a «pequeños trastornos de memoria» que no se expliquen en ansiedad o estrés. Es decir, no se refiere al olvido puntual de un nombre «que a cualquiera le puede pasar y, en principio, hay que minimizarlo», sino a pérdidas de memoria cuyas consecuencias tengan importancia. «Que la cita del médico de mañana se me hayan pasado, recordar tres pasos de una receta o de los trámites para renovar el carné, a lo mejor sí es importante», concluye.