La madura juventud de Sanz de la Fuente

I.L.H. / Burgos
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El Museo de Burgos dedicará en otoño una exposición a la primera década de la obra del pintor burgalés fallecido en 2013. El entonces joven creador inició su trayectoria con figuras carnales que evolucionaron hacia la abstracción lírica

Se mostrarán pasteles, lienzos y obras inacabadas sin bastidor que den idea del proceso, como la que sujeta su hija y comisaria, María Sanz Nieto. - Foto: Alberto Rodrigo

La obra más conocida y recordada de Antonio Sanz de la Fuente (Burgos, 1951-2013) tiene que ver con sus cuadros tridimensionales de la última época, cuando combinaba  madera, metacrilato y plomo con el lienzo en un juego de equilibrios entre los volúmenes y el vacío. Pero para llegar hasta ahí pasó antes por distintas etapas que le hicieron evolucionar hacia ese lirismo casi escultórico en el que las geometrías y el uso de tonos fuertes fueron predominantes. La primera de ellas, la que abordó nada más terminar su formación y por la que recibió varios reconocimientos, será objeto desde octubre de una exposición en el Museo de Burgos comisariada por su hija, María Sanz Nieto.

De esta primera década, entre 1976 y 1986, mucha de su obra no se ha expuesto nunca. De hecho la mitad del medio centenar de cuadros que se expondrán en el museo son inéditos. No así el estilo que practica, el de las anatomías orgánicas y carnales de sus inicios, porque fueron los cuadros que le llevaron a obtener una beca de la Academia Van Van Ney de Maastricht (Holanda), a exponer varios años en ARCO y por los que le premiaran en concursos como Ciudad de Burgos, Bienal Nacional de Pintura de Onteniente (Valencia), Salón de Arlés(Francia), Concurso Nacional de Pintura Caja Rural Vall de Uxó (Castellón) o Ciudad de Logroño.

«Recuerdo cuando en 2017 hicimos la exposición en el CAB y el Arco de Santa María que la gente que no conocía sus primeras pinturas se quedó muy sorprendida con este tipo de cuadros. Y eso es lo que me ha llevado a rescatar obras del periodo inicial que no se habían visto», detalla la comisaria, María Sanz, para explicar el porqué de esta exposición que le devuelve al Museo de Burgos quince años después de su última muestra allí.

En este tipo de cuadros, en el que aparecen partes del cuerpo protegidas por vendas o telas, denota una más que comprometida madurez artística y un concienzudo trabajo de estudio: «Aunque parezcan sencillas, mis obras están muy elaboradas en cuanto a planteamiento. Es decir, que atrás quedan muchos dibujos, muchos papeles e infinidad de pruebas», dijo el artista en su momento.

Para evidenciar ese proceso creativo la exposición Anatomía de lo sutil mostrará obras inacabadas y fuera del bastidor: «Hemos decidido dejarlas así para que tengan un sentido pedagógico. Que el espectador que no sabe cuánto se tarda en hacer una obra, cómo se pinta, hasta dónde llega la pincelada, dónde lo da por terminado o las capas que puede haber debajo de lo que ve, que se haga una idea. Y entonces inconscientemente le venga a la cabeza o se pueda imaginar al artista pintando detrás de eso».

La madurez del joven Sanz de la Fuente asoma sobre todo en las transiciones de sus obras. El camino hacia otra etapa, que en esta primera década evoluciona hacia una abstracción lírica, se nota primero en los dibujos. Desde las anatomías, los vendajes se van transformando en telas livianas que parecen velas, a la vez que lo figurativo se va desvaneciendo. 

Son pasteles en los que se puede ver además la evolución del color; cómo se encamina hacia el expresionismo abstracto abandonando los blancos que llenan buena parte de su obra primera para optar por tonos cada vez más intensos que le harán, a lo largo de su carrera, desterrar por completo esa clara tonalidad de su paleta.

Un ciclo de 3 exposiciones. Anatomía de lo sutil, que estará abierta cuatro meses entre octubre y finales de enero, forma parte de un ciclo de tres exposiciones dedicadas a esta primera década. El año pasado, la galería Modus Operandi de Madrid expuso una pequeña selección de los cinco primeros años, del 76 al 81. En octubre el Museo de Burgos -que tiene obra donada o cedida de todas sus etapas- expone la década entera, del 76 al 86. Y el año que viene, la galería madrileña Marita Segovia le dedicará una a los últimos cinco años de su etapa joven (del 81 al 86).

«Mi padre falleció hace diez años, va a hacer once ahora. Desde entonces esta sería la novena exposición individual que le dedicamos y la del año que viene será la décima. Hemos salido a ferias internacionales y nacionales en cuatro ocasiones: Milán, Nápoles, Bruselas y Colonia. Y hemos estado en Estampa un par de veces. En todo este tiempo las dos más grandes han sido en Burgos: en la del CAB y el Arco movimos cien obras y aquí pasaremos del medio centenar», concluye.