Cae un punto negro de droga que surtía a ladrones de garajes

FERNÁN LABAJO / Burgos
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La Policía Nacional detiene a un traficante de 'crack' y hachís en la calle San Julián, donde acudían muchos toxicómanos. Se sospecha que varios de estos estaban detrás de los robos a vehículos en la zona sur de Burgos

El domicilio estaba ubicado en un bajo del número 26 de la calle San Julián. - Foto: Luis López Araico

La inseguridad en el entorno de la plaza de Guadalajara, corazón del barrio de San Julián, se había vuelto insoportable. Decenas de toxicómanos acudían a cualquier hora del día a comprar su dosis diaria en un bajo del número 26. Los que no podían pagarla, reventaban las lunas de algún coche aparcado en la calle, o incluso en algún garaje, para robar cualquier cosa de valor que pudiera servirles para convencer al traficante. Al Grupo de Estupefacientes de la Policía Nacional han llegado en las últimas semanas multitud de quejas ciudadanas que alertaban de esta situación. En la mañana de ayer, varios agentes irrumpieron en este piso y desmantelaron el punto negro de droga. Un hombre de mediana edad fue detenido.

Poco o nada sorprendió a los vecinos de este barrio de la zona sur de la ciudad la presencia de dos furgones de la Policía Nacional a eso de las 10 de la mañana en el número 26 de la calle San Julián. Este edificio de apenas cuatro plantas lleva toda la vida siendo un punto negro de droga al que acuden a diario decenas de toxicómanos. Pero en los últimos tiempos la inseguridad se había incrementado considerablemente. La gente de bloques aledaños había manifestado en varias ocasiones su preocupación por el incremento de la delincuencia y porque el trajín de toxicómanos era cada vez mayor. Así pues, los 'estupas' comenzaron a vigilar el inmueble y esperaron el momento oportuno para asestarle un golpe.

Efectivos de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) encabezaron el operativo que dirigió la Brigada de Policía Judicial en el día de ayer. La letrada de la administración de justicia del juzgado instructor acompañó a los agentes en la entrada y registro del bajo en cuestión. Unas labores que duraron más de la cuenta por el desorden que encontraron en el interior. Tras una hora y media de inspección, procedieron a la detención del traficante, un hombre de mediana edad que convivía con su pareja y una niña de apenas dos años.

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