A menos de un mes para que finalice el curso escolar, en el colegio Fernando de Rojas se respira un ambiente especial desde hace dos semanas provocado por una satisfacción inesperada. Con más de 900 alumnos en sus aulas y 78 profesores, el conjunto de esta comunidad educativa aún no se cree lo que acaba de conseguir. El Ministerio del Interior ha incluido al centro de Capiscol entre los 10 mejores de España en materia de convivencia y seguridad dentro del Plan Director que puso en marcha en el año 2006 con este fin en colaboración con la Policía Nacional y la Guardia Civil.
«El colegio que usted dirige ha sido reconocido como ejemplo de compromiso e implicación para la materialización de los objetivos del Plan, cuya meta esencial es dotar a los más jóvenes de las herramientas necesarias para prevenir y detectar situaciones de riesgo que pueden afectar a su seguridad», recoge la circular firmada por el responsable de dicha cartera, Fernando Grande-Marlaska. Llegó el pasado lunes de forma certificada a su directora, Esther Peña, a quien, además, hace mención especial al distinguirla a título individual por su «implicación en una educación en valores y en un entorno seguro» junto a otros 9 docentes del país.
Tras la incredulidad inicial, al creer que se trataba de un simple agradecimiento por la participación en el programa, Peña fue consciente de un premio que extiende al conjunto de la comunidad educativa, remarcando el papel del profesorado, así como a la labor que desarrolla la escuela pública. «Los reconocimientos son importantes porque sirven para saber que el trabajo que realizas sirve para algo, que estás en el camino correcto y que el esfuerzo vale la pena», remarca en referencia a uno de los colegios con más matrícula de Castilla y León, de referencia para escolares con discapacidad motora y que se caracteriza por la diversidad cultural del alumnado.
El próximo jueves, 6 de junio, tiene una cita en Vilaboa, Pontevedra, en el acto de entrega de estas distinciones, que incluyen también galardones para los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Pero, ¿cómo llega un centro hasta aquí? El equipo directivo, que asumió sus riendas en el año de la pandemia, heredó del anterior su participación en el Plan Director y lo reanudó una vez superada la crisis sanitaria. Incluye hasta 15 cuestiones a abordar, habiendo elegido en este caso el acoso escolar y el ciberacoso, y el uso de internet y las redes sociales dirigidos a escolares de quinto y sexto de Primaria, respectivamente, por lo que resulta necesario una organización previa de horario y clases.
Charlas de la policía. «Creemos que son cuestiones especialmente relevantes y apropiadas para esas edades», explica Peña antes de detallar el trabajo que se realiza cada curso y que en ambos casos cuenta con el asesoramiento de la Policía Nacional, que acude al colegio a impartir charlas de carácter preventivo y formativo. En la lucha contra el bullying, además de su problemática en sí, destaca la «banalización» que se está produciendo de este término, así como la relevancia de detectar los conflictos desde el «minuto cero» para que no se enquisten y agraven, abordándolos desde el diálogo, siempre que sea posible, y con la ayuda de la figura de los estudiantes mediadores porque «las cosas se entienden mucho mejor entre iguales».
Reconoce que en un centro con tanta matrícula se producen a diario «roces de convivencia» y esas charlas de expertos suponen un punto de partida que después analizar y desgranar dentro del aula. Para ello, se hace hincapié en las prácticas restaurativas, los círculos de diálogo en los que cada alumno expresa su opinión y la educación emocional, entre otras acciones. Todo se aborda durante el primer trimestre del curso, mientras que en sexto de Primaria el buen uso de las redes sociales se analiza en el último. Se cuenta, igualmente, con la presencia de efectivos policiales, quienes exponen en clase asuntos como los riesgos de internet, la resolución de conflictos o la preservación de la privacidad y, en este caso, la principal diferencia radica en involucrar a las familias.
«Aún existe muchísimo desconocimiento tanto entre el alumnado como entre las familias y con esta iniciativa se consigue que abran los ojos ante riesgos que resultan evidentes», precisa, al tiempo que destaca la importancia de aportar soluciones que no pasan por la prohibición del móvil sino por un control parental. Y en el caso del alumnado, se proporciona herramientas «con las que pueda vivir en una sociedad digital e irascible».
El Fernando de Rojas avanza con éxito en esta línea de trabajo a favor de la convivencia y de la seguridad. En ella continuará porque el recorrido no se acaba: «Todos los días son un reto», concluye.