La cascada de cierres de sucursales tras la reestructuración bancaria dejó un reguero de grandes lonjas vacías en Miranda. Por sus dimensiones y en algunos casos también por su privilegiada ubicación, estos locales han permanecido clausurados debido al alto precio que fijaban los propietarios para su ocupación. Aun así, la ciudad poco a poco devuelve la vida a estos espacios y para conseguirlo se ha encontrado un aliado: la comunidad china. Este mes, esta población inaugurará dos antiguos bancos, sin actividad desde hace años en pleno centro, en la calle La Estación y en Ramón y Cajal. Lo harán ante la «sorpresa» que reconocen en la asociación Acecaa, la principal del comercio local, y también en las propias inmobiliarias, donde ensalzan la apuesta que mantienen los vecinos orientales por la creación de negocios.
«La mayor demanda para establecimientos la tenemos ahora mismo de ciudadanos chinos, no sé si porque tienen más recursos propios o porque tienen una mayor iniciativa empresarial», afirman en Kar, donde destacan la dificultad de encajar las peticiones de los propietarios de grandes locales y los emprendedores que buscan uno de este tipo, ya que «la renta lógicamente es alta», detallan. De media, puntualizan que puede rondar «los 1.800 euros al mes».
La presidenta de Acecaa, Sonia Araico, habla del empuje de esta comunidad, que hace menos de un año amplió un bazar también en pleno centro. La representante puntualiza en primer lugar que «siempre es positivo que haya aperturas y aumentar la zona comercial», pero también admite cierta expectación por lo que pueda suceder, ya que «son locales difíciles de cubrir, porque son grandes y tienen un coste alto, por lo que no son muy accesibles para cualquier negocio porque tienes que vender mucho para que te den los números», considera Araico, por lo que «luego habrá que ver cuánto tiempo continúan», afirma con la esperanza de que su implantación sea duradera.
El local en la calle Ramón y Cajal está en obras y abrirá a final de mes. - Foto: Alberto RodrigoLa antigua sucursal del banco Santander en la calle La Estación acogerá una tienda de ropa, que se abrirá próximamente, ya que ahora buscan personal y han empezado a colocar el género en el local. En Kar, explican que pretenden copiar el modelo que se ve en alguna capital de provincia próxima «porque vienen con el ejemplo de Logroño», matizan. En total, según la ficha catastral, la lonja tiene dos plantas con el sótano y en total se llega a los 600 metros cuadrados. La que está en la calle Ramón y Cajal registra 300 metros y en este caso los emprendedores crearán una tienda de alimentación, que esperan abrir a finales de mes o principios del que viene, ya que acaban de empezar las obras de acondicionamiento.
Dentro de la inmobiliaria puntualizan que por las dimensiones, ambos proyectos se salen de lo habitual, ya que lo común en Miranda ronda los «80 metros cuadrados». Más allá de todos lo impedimentos, en Kar afirman que los acuerdos resultan más sencillos cuando el propietario «es una particular y no un banco o un fondo de inversión, con los que la negociación se vuelve más compleja, porque hay que aportar mucha más documentación y se tiene que aprobar».
Los dos negocios han tenido a particulares al otro lado, por lo que han salvado la tramitación de las entidades bancarias. Aun así, en Kar añaden que los promotores chinos «tienen facilidad para que todo vaya muy rápido», y no solo en cuanto a la aprobación de la licencias, sino también en lo que se refiere a la adecuación de los establecimientos. También apunta a esta peculiaridad Araico, quien conoce la dificultad que hay al encajar todos los gremios en una reforma, aunque esta comunidad acostumbra a asumir buena parte del trabajo.
Las dos próximas aperturas sirven de ejemplo. Así, lo que fue una antigua zapatería y luego se convirtió en la sede en la ciudad de CaixaCatalunya pronto gastará una nueva vida. Desde que cerró en 2013, prácticamente no ha tenido actividad. Por su parte, la sucursal primero del Popular y después delSantander suma tres años cerrada.