Cuando estalló la guerra en Ucrania el Ayuntamiento de Burgos puso a disposición del Gobierno de España el hostel de la calle Miranda como un recurso de emergencia humanitaria para la acogida de refugiados de ese país. Desde abril de este año más de 200 personas han pasado por sus instalaciones pero después de tantos meses de conflicto el Ayuntamiento considera que el inmueble debe volver a desempeñar su función original como establecimiento hotelero de bajo coste. La ONG Accem, que tiene encomendada la acogida, también está de acuerdo con que los ucranianos deben avanzar en el itinerario individualizado para lograr una mayor autonomía, lo que incluye su alojamiento en pisos e integración en el mercado laboral.
La concejala de Servicios Sociales y Patrimonio Municipal, Sonia Rodríguez, asegura que «no se va a presionar» para que haya una salida inmediata sino que habrá «una transición lógica». «Veremos cómo evoluciona la guerra. Hemos planteado a Accem que el momento de concluir como recurso de emergencia sería a principios del próximo año para intentar sacar a concurso la gestión del hostel y que pueda abrir de cara a la Semana Santa», indicó, al tiempo que señaló que no se trata de una fecha irreversible y que el Ayuntamiento trabajará conjuntamente con la ONGpara buscar alternativas de alojamiento.
Por su parte, la coordinadora en Burgos de Accem, Olga Aguilar, asegura que, superada la emergencia, se trabaja en una acogida temporal y una atención integral que pasa por la entrada en el mercado laboral, tras meses de enseñanza del idioma. «Trabajamos la plena autonomía en un plazo de tiempo determinado, siempre respetando los ritmos y avances de las propias familias y personas. Es el método que venimos siguiendo desde hace veinte años con todas las personas refugiadas», afirmó.
Aguilar considera que es mejor el alojamiento en pisos al ser espacios más «normalizadores» y en los que las personas pueden avanzar más en su proceso de integración. «Las personas van a poder adquirir una mayor dignidad y normalidad social en viviendas».
Algunas de las familias ucranianas ya están plenamente integradas al haber encontrado un empleo y alquilar una vivienda con sus propios medios mientras que en otras ocasiones reciben ayudas por parte del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones para personas refugiadas para alquilar un piso o atender sus necesidades básicas. «Hay personas en las que los procesos son más lentos, especialmente en el caso de las mujeres, dado que deben conciliar la vida laboral con el cuidado de los menores».
Accem cuenta con diez viviendas en Burgos para personas refugiadas, en alguna de las cuales hay personas ucranianas además de las del hostel. Y la previsión es ampliarlas. «Siempre intentamos trabajar el empoderamiento de las personas y su plena autonomía, dado que es lo que va a dignificar».
Según los datos de Accem, en la actualidad permanecen en el hostel de la calle Miranda un total de 46 personas, la mayoría de ellas mujeres y menores. Durante estos meses ha habido familias que han retornado a Ucrania a zonas en las que entendían que no había peligro o a países limítrofes en los que cuentan con redes familiares. De hecho la ONG ha atendido a 400 personas en la capital y provincia.