Todavía andan cerca los dardos de San Valentín, que se celebró hace dos días con corazones rojos por doquier. La imagen de los enamorados suele ser gente joven y guapa como destinatarios naturales de Cupido, pero el alargamiento de la vida y otros factores exigen revisar este estereotipo, incorporando edades y perfiles antes impensables. Romeo y Julieta eran dos adolescentes cuando marcaron la pauta.
En cambio, enamorarse de viejo solía suscitar burlas y chistes sobre quienes osaban romper los moldes culturales y sociales. Antes, los cincuenta años eran ya casi el principio de la senectud porque la gente se casaba y procreaba en torno a los 20. Así que si un varón comenzaba un cortejo a partir de cierta edad, generaba recelo y enseguida surgían etiquetas como 'viejo verde' si se le suponía actividad sexual. Las mujeres nunca tomaban la iniciativa, sobre todo pasada la juventud, y si no les surgía algún pretendiente se dedicaban a la familia o a 'vestir santos'.
Que el amor y la pasión no pierden fuerza en la vejez lo inmortalizó García Márquez en una novela maravillosa, El amor en los tiempos del cólera, inspirada en sus padres. Y un patrón recurrente en literatura es el del hombre mayor que revive al conocer a una joven, como, por ejemplo La sonrisa etrusca, de José Luis Sampedro o La tregua, de Mario Benedetti. Llama poderosamente la atención que a partir de cierta edad solo se les suponía pasión amorosa a los varones, tanto en la ficción como en la vida. Se aceptaba, por ejemplo, que un hombre de 70 se emparejase con una mujer de 30, pero lo contrario levantaba ampollas. Piensen, si no, en todos los comentarios que ha suscitado Macron por tener una esposa 25 años mayor.
Afortunadamente, las barreras del amor han ido cayendo y demoliendo prejuicios sobre la brecha de edad y de género. Hoy, gente de 70, 80 e incluso 90 años -ellos y ellas- van con desparpajo a First Dates buscando pareja y dando o recibiendo calabazas. Y abundan eventos sociales y aplicaciones para tener encuentros y relaciones con libertad. Pero, ojo, no liguen con alguien que dice ser Brad Pitt porque así estafaron hace poco a varias mujeres. Por lo demás, a disfrutarlo, que no hay mejor medicina que el amor, la pasión, la ilusión, la compañía o como quieran llamarlo y vivirlo. A cualquier edad.