En el Centro de Salud del Valle de Mena, con 4.096 habitantes, trabajan cinco médicos de familia, cuatro profesionales de Enfermería, pediatra y matrona, un día a la semana, veterinario y trabajadora social. Nadie se queja de falta de personal, pero sí de espacio y especialmente los enfermeros y enfermeras, que viven en un destierro permanente sin una sola consulta propia. «Aquí somos mucha gente, pero lo que no hay es sitio para todos. No se puede trabajar en esas condiciones», claman los sanitarios que urgen a la Junta de Castilla y León a agilizar la construcción de prometido nuevo centro de salud, porque ven el actual «obsoleto». El alcalde menés, José Ranero, coincide en que «es un proyecto que no puede esperar más».
Ranero entiende que el ofrecimiento del consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez, durante la reunión que mantuvo con él y con el teniente alcalde, Tomás Novales, en agosto «es de inmediatez» y está a la espera de que este mes técnicos de Sanidad visiten Villasana para conocer las dos posibles ubicaciones que el grupo de gobierno ha pensado para el edificio. Una vez se elija una de ellas, el compromiso de la Junta es iniciar la redacción del proyecto, adaptándose a la parcela, y licitar las obras de un centro que triplicará la superficie del actual. «No se puede seguir en las condiciones actuales, porque cada vez van a peor», recalca Ranero, quien admite que «los profesionales nos trasladaron esta necesidad nada más llegar al Ayuntamiento» el pasado año.
Mientras se materializan las promesas, en el centro de salud hacen encaje de bolillos para dar servicio a los vecinos. En los 482 m2 del inmueble de una sola planta se reparten cinco consultas, una sala de extracciones, una de atención de urgencias y otra de reuniones y biblioteca. Los que peor lo llevan son los profesionales de Enfermería que dicen «usurpar» la sala de extracciones, cuando está libre, y la de Urgencias, que han de abandonar si llega un caso grave.
Cuando acuden a Villasana la matrona o el pediatra, un día a la semana, encajan sus horarios con los de los médicos que salen hacia los consultorios de Sopeñano, Artieta, Berrón-Santecilla y Nava de Ordunte. Si la cosa se complica, el médico pasa consulta incluso en la biblioteca, según relatan desde el centro, donde llevan 15 años reivindicando más espacio sin éxito.
Así las cosas, las mujeres embarazadas hace ya tiempo que dejaron de recibir la preparación al parto en Villasana y viajan al centro de salud de Medina de Pomar, a media hora. El material se acumula en las consultas, pero «aquí cada uno lleva todo lo que puede en el bolsillo», dicen los sanitarios. En Mena cuentan con una escasa cartera de servicios frente a Medina o Villarcayo, dado que la falta de espacio hace imposible ofertar Odontología o Rehabilitación.
El edificio construido en 1985 y que costó 17 millones de pesetas tampoco ha sido renovado y los profesionales critican sus viejas ventanas, «que pierden calor por todas partes», o la llegada de aparatos de aire acondicionado de segunda mano procedentes del viejo hospital General Yagüe y que sirvieron para mitigar el calor que se acumulaba en verano. Durante la pandemia de Covid se instalaron dos barracones en la parte trasera del edificio para habilitar entradas diferenciadas a consultas ordinarias y urgencias. Pero ya no se utilizan por la incomodidad que supone salir a la calle con los pacientes.
Cesión de suelo en 2004. Durante el gobierno socialista ya se aprobó hace 20 años una moción planteando la cesión de terrenos a la Junta para un nuevo centro de salud. En 2016 de nuevo, el pleno acordó la cesión de 3.300 m2 y en 2021, cuando la propia Junta de Castilla y León pidió al Ayuntamiento la cesión de suelo, se le volvió a plantear la misma parcela. Pero nunca hubo partida en el presupuesto regional para el centro menés. Ahora, el grupo de gobierno de Por Mena y PP sostiene que el terreno que ofrecía el PSOEes «zona verde de uso público» y han descartado proponer esa ubicación. De momento, prefieren no avanzar las opciones que barajan.