Las exclarisas montan negocios en Asturias

P.C.P. / Burgos
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Alquilan por 1.600 euros al mes un hotel en Arriondas, en el que vivirán y cocinarán 3 monjas, además de trasladar el obrador de dulces, y compran un terreno de 7.000 m2 para criar perros y animales

Imagen del restaurante, con terraza y jardín, como estaba con el anterior gestor.

Las exclarisas ya tienen en qué gastar al menos una parte de los 130.000 euros que se estima han obtenido con la venta de una parte del oro que adquirieron durante la pandemia, aunque ellas insisten en asegurar que cuentan con «recursos muy limitados». Como «solución temporal» a sus problemas han decidido emprender un negocio hostelero en Asturias y trasladar allí el criadero de perros que ha funcionado sin licencia durante años en Belorado, además del obrador de dulces al quedarse sin licencia sanitaria en Burgos.

Si el Juzgado de Briviesca confirma el origen lícito de los lingotes de oro y desbloquea la operación económica, la exabadesa Laura García de Viedma dispondrá de líquido para abonar los 1.600 euros al mes que ellas mismas desvelan que han pactado como renta por el Hotel La Ribera del Chicu, en la localidad de Arriondas, famosa por el descenso del Sella. En él residirán 3 de las 8 religiosas en activo que quedan de la comunidad original -hay otras 5 ancianas dependientes en el convento burgalés- porque ya avisan de que no tienen intención de claudicar y abandonar La Bretonera. «No han renunciado a Belorado, sino que buscan fortalecer su comunidad» y afrontar las «facturas urgentes que pagar», aunque muchas llegan a la comisión gestora que preside el arzobispo de Burgos, Mario Iceta.

A las hermanas se les ha denegado la renovación de la licencia sanitaria para fabricar los chocolates R que R en el monasterio burgalés, como confirma su jefe de prensa, Francisco Canals, por lo que tendrán que mudar a Asturias también su obrador de dulces. Quieren convertir estos postres en uno de los platos fuertes de la carta del primer 'restaurante de clausura' deEspaña, que pretenden abrir en la planta baja. Lo llaman así porque las exclarisas estarán al cargo de los fogones -de los que saldrán platos asturianos y recetas típicas suyas- pero la clientela no podrá verlas, y serán empleados seglares quienes atiendan la sala, preservando así su voto de aislamiento, el mismo que no les ha impedido aparecer en programas de televisión a lo largo de estos meses.

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