La historia que empezó con un corte de pelo

B.G.R. / Burgos
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Alumnos de FP Básica del Padre Aramburu restauran las sillas del taller de peluquería del centro María Madre-Politecnos después de que uno de ellos comprobara 'in situ' su mal estado

Los 18 estudiantes de Fabricación y Montaje que han llevado a cabo este proyecto durante el curso. - Foto: Valdivielso

El joven David Ocaña decidió ir a cortarse el pelo al centro María Madre-Politecnos, donde estudia su primo Diego y que imparte un grado medio de Peluquería y Cosmética Capilar. Al llegar al taller, se dio cuenta de que las sillas eran demasiado bajas para los alumnos y profesores que realizan prácticas, además de que presentaban un estado mejorable debido al paso del tiempo. Aquello no se quedó en una vista sin más, sino que empezó a dar vueltas en su cabeza la idea de cómo mejorar ese mobiliario a partir de los conocimientos del ciclo de FP Básica de Fabricación y Montaje que cursa en Padre Aramburu.

Tal es así, que trasladó ese pensamiento a una docente de colegio ubicado en el polígono docente del Vena, así como a sus 17 compañeros y profesores, en concreto a Luis Miguel Ramos, cuya enseñanza se caracteriza por el desarrollo de un proyecto cada periodo lectivo con el que intenta llevar a la práctica las técnicas que se aprenden en el aula. Encantados con la iniciativa, ambos se pusieron en contacto y a partir ahí comenzó un trabajo que está a punto de finalizar y que se ha materializado en la restauración y elevación del mobiliario para facilitar la enseñanza y el aprendizaje de los futuros peluqueros.

Lo que comenzó con un corte de pelo se ha convertido también la primera colaboración entre ambos colegios, que esperan que mantenga su continuidad. Tras la adecuación de un prototipo inicial, los estudiantes de los Salesianos se han ocupado del desmontaje de las sillas, de encontrar materiales alternativos con los que reparar los antiguos, de añadir elementos para subirlas en altura y que resulten así más cómodas, de la pintura, del ensamblaje, la soldadura... «Han tenido que tomar decisiones en el momento valorando las distintas opciones que se planteaban, encontrando por sí solos las soluciones», explica Ramos, al tiempo que remarca el valor de este tipo de aprendizaje por cuanto permite a los jóvenes «hacerse autónomos, que es lo que exige una empresa».

Alumnos y profesores coinciden en que la tarea no ha resultado especialmente difícil, aunque sus compañeros del María Madre pensaban más bien lo contrario. De hecho, cuando vieron los primeros trabajos concluidos no salían de su asombro y reiteraban su agradecimiento. María García, profesora de Peluquería, lo confirma, así como la notable mejora de la higiene postural que han notado tras estrenar las primeras sillas al no tener que agacharse en exceso como ocurría antes. Pero más allá de esta consecuencia práctica, destaca la «oportunidad educativa» de esta iniciativa de cara a nuevas colaboraciones entre centros y alaba que la idea partiera, precisamente, de un alumno. «Nosotros les expusimos las necesidades que teníamos y ellos lo que nos podían aportar», explica en relación a cómo se fue fraguando y realizando el proyecto.

Mayor motivación. Tanto García como Ramos aplauden este tipo de actividades interdisciplinares porque «les ayudan a que salgan del aula». Son también los propios estudiantes las que las reciben con agrado porque  «permiten ayudar a otros compañeros», tal y como asegura Gorka Ruipérez, alumno del Padre Aramburu, añadiendo además en este caso una motivación extra debido a su utilidad real. Desde el primer momento, sus compañeros aplaudieron el proyecto de David, al igual que no dudó en hacerlo su profesor.

Ramos valora como «especial» el trabajo de este curso, y lo hace porque proviene de un estudiante, con lo que «es prioritario» respecto a otras ideas que manejaba en la cabeza para desarrollarlas en el taller. Prefiere no avanzar ninguna porque en septiembre continuará con una metodología que ha dado sus frutos en forma de resultados académicos y recompensas reconocimientos en los campeonatos nacionales de centros Salesianos. Es el caso de la elaboración de la silla que facilita el ejercicio a las personas con esclerosis múltiple, que confeccionaron el año pasado en colaboración con la asociación AFAEM, las figuras de metal que representaban los tres patrimonios de la Humanidad (Catedral, Atapuerca y Camino de Santiago) del curso anterior o los escudos de 2019. A todos ellos se añaden el de 2024, que la comunidad educativa de ambos centros de FP no olvidará por su singularidad.