Jubilarse es la meta final del grueso de trabajadores, por no decir de la inmensa mayoría. Dejar por fin de lado los madrugones, las jornadas laborales interminables o el estrés del día a día es la meta que muchos, especialmente los más mayores, tienen entre ceja y ceja.

A día de hoy con 38 o más años cotizados a la Seguridad Social uno tiene derecho a percibir una prestación a la edad de 65. Para retirarse con menos tiempo aportando a las arcas públicas hay que esperar al menos hasta los 66 años y medio. Aunque muchos no tienen otro remedio que esperar a cumplir uno de estos dos requisitos para abandonar el mercado laboral, cada vez son más los que optan por anticipar su salida.

La prejubilación va ganando enteros a cada curso que pasa, y razones -notables- tienen quienes eligen esta modalidad. La pensión media de los 1.497 burgaleses que se retiraron en 2023 con menos de 65 años se disparó hasta los 1.714 euros, es decir, 24.008 euros anuales. Por contra, los 1.938 ciudadanos que aguantaron hasta que la Seguridad Social les dio el visto bueno -o por convicción- lo hicieron con una nómina de apenas 1.376 euros al mes (19.274 euros al año). La diferencia entre quienes se jubilan antes de tiempo y los que esperan hasta tener la edad legal ascendió en 2023 hasta alcanzar los 4.734 euros, es decir, un 24% más.

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