Nuevos vecinos, nuevos servicios

R.E.M. / Burgos
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Cantineros por la provincia (17) | Dani Prados y Betty Peto, dueños del bar de San Pedro Samuel, han llegado a través del proyecto Arraigo y ofrecen comidas, cenas, pinchos, bravas...

Betty y Dani reconocen que desde que llegaron en julio solo han descansado un día por la cantidad de gente que hay. El bar es nuevo y cuenta con un bonito jardín interior. - Foto: Miguel Ángel Portilla

Nuevos vecinos, nuevos servicios. Dani Prados y Betty Petto han llegado a San Pedro Samuel a través del proyecto Arraigo -un programa de repoblación impulsado por la Diputación-con el fin de gestionar el bar y no pueden estar más contentos en los casi tres meses que llevan detrás de la barra. Preparan comidas, cenas, siempre hay una gran variedad de pinchos para picar y nunca faltan bravas o calamares. Las hamburguesas, las alitas, los platos combinados y las pizzas caseras están triunfando, por lo que no resulta extraño que toda la gente de la zona se haya acercado.

Dani es de Conquista (Córdoba) y Betty, que procede de Hungría, lleva en España 20 años. Residían en el pueblo andaluz, pero no les gusta nada el calor y decidieron marcharse a vivir junto a Jaca. «Allí tampoco estábamos muy a gusto debido a que teníamos horarios que casi no nos permitían vernos, nos apuntamos al proyecto Arraigo y surgió esta oportunidad», comentan. «Nos esperábamos que aquí hiciese más frío, para nuestro gusto ha hecho poco todavía», dicen, mientras dejan claro que les encantan los pueblos pequeños y donde se puede respirar tranquilidad.

«Queríamos tener un negocio propio para disfrutar de más libertad», comenta esta pareja. Él siempre había trabajado de tractorista y nunca se había dedicado al mundo de la hostelería, mientras ella sí tenía experiencia trabajando como cocinera en hoteles y restaurantes. «De momento nos va bastante bien, es muy importante la cocina aquí puesto que no hay restaurantes en la zona y desde que estamos viene muchísima gente por eso», explica Betty, que reconoce que el hecho de preparar menús ha animado a acudir a muchos vecinos de municipios de alrededor.

Nos va muy bien. En la zona es importante la cocina puesto que no hay restaurantes»

Llegaron al pueblo una semana antes de las fiestas y les tocó ponerse las pilas muy rápido. «Justo al llegar eran las fiestas del pueblo de al lado, de Avellanosa, y empezar así fue un poco duro y difícil. Estaba todo el mundo esperando a que abriera el bar porque había cerrado tres semanas antes», manifiestan. «Nos dijeron que teníamos que venir y prácticamente no nos dio tiempo a terminar de colocar las cosas de la mudanza y ya estábamos abiertos», recuerdan. Desde entonces solo han cerrado un día, ya que levantan la persiana de lunes a domingo.

«Nos decían que para principios de septiembre iba a haber menos movimiento, pero de eso nada. Hay mucho movimiento, esto por las noches se llena, da igual si es jueves o sábado», comentan. Eso sí, apuntan a que «es un poco impredecible» qué día irá más gente... Además, celebran que han encontrado a «muy buena gente» desde que han llegado y todo el mundo está dispuesto a echarles una mano. «No tenemos queja de nadie, nos han tratado muy bien desde el principio», mencionan. «Aquí está la vida para los vecinos, sirve de punto de reunión», detallan. Su labor también resulta vital y, de hecho, así se lo expresan muchos.

La asociación del pueblo también encarga comidas y se preocupa de que la cantina funcione, aseguran. «En el mes de agosto era raro el día que venías y no estaba la terraza de gente», dicen. Y también agradecen la labor del alcalde, Pedro, que les ha ayudado en todo.

Una alegría para todos
En el pueblo, que cuenta con 39 empadronados, se muestran muy agradecidos de contar con un servicio de primer nivel. Para los que viven allí resulta muy importante contar con el local abierto todos los días y para la gente del entorno también supone algo esencial. Muchos municipios cercanos no cuentan con un bar así y no les queda más remedio que abrir algún espacio a las asociaciones. Rosa, vecina de San Pedro Samuel, reconoce la «vida» que aporta el establecimiento y explica que nunca llegaron a imaginar que allí pudieran contar con un servicio que incluyera comidas y cenas.