Otro mes más de demora para una infraestructura largamente esperada. El fragmento de la autovía A-73 (Burgos-Aguilar de Campoo) que conecta las localidades de Pedrosa de Valdelucio y Báscones de Valdivia tampoco se ha puesto en servicio en octubre, y eso que su fecha oficial de conclusión era el 30 de septiembre.
Este tramo de 12 kilómetros de longitud se sitúa a caballo entre las provincias de Burgos y Palencia, en el noroeste burgalés y a solo siete kilómetros de Aguilar. Permitirá hacer un poco más cómodo el trayecto hacia Cantabria, aunque solo durante unos breves minutos, y lleva semanas con el tronco de la autovía aparentemente concluido pero todavía ningún conductor ha podido disfrutar de él.
Dicen fuentes oficiales del Ministerio que la obra «se está ultimando», pero no ofrecen fechas más concretas para su estreno. En efecto, en los alrededores todavía se ven máquinas trabajando en taludes laterales, en los caminos de servicio o en las rotondas de acceso. Son trabajos que no impedirían a cualquier vehículo la circulación por la autovía, pero que denotan la falta de los últimos remates en unos trabajos que arrancaron en 2017 con un plazo de 24 meses de ejecución y que finalmente tardarán más del doble. Dos años largos de retraso.
Cuando por fin se ponga en servicio, el Pedrosa-Báscones pondrá fin a una tramitación repleta de sobresaltos que se remonta a la crisis financiera de hace 11 años. En la primavera de 2009 fue adjudicada a una unión de empresas formada por Ferrovial-Agroman y Arranz Acinas. Tras apenas unos trabajos de movimiento de tierras y pequeñas catas, el 'tijeretazo' impuesto por el ministro socialista José Blanco en 2010 paralizó por completo la obra.
El frenazo supuso un parón de varios años, durante los cuales además Arranz Acinas entró en quiebra. Finalmente Ferrovial asumió en solitario los trabajos, que se reiniciaron hace más de cuatro años. Y hasta hoy, que tienen todo el aspecto de estar a punto de estrenarse pero no llega su hora.
¿Esperando a la ministra? Tal y como avanzó el viernes este periódico, está previsto que la ministra de Fomento, Raquel Sánchez, venga a Burgos a lo largo de esta semana para anunciar avances importante respecto al tren Directo y respecto a la A-11 (autovía del Duero). Y aprovechando el desplazamiento, a pie de obra se rumorea que podría acudir también a cortar la cinta del nuevo tramo de la A-73.
Pese a sus problemas acumulados, paradójicamente este tramo es el único de los que componen la autovía a Aguilar que ha podido salir adelante en los últimos años. Por ahora solo está en servicio el Burgos-Quintanaortuño, que se inauguró en 2013 y que permite evitar las travesías de Vivar del Cid y Sotopalacios.
En sentido norte, el siguiente tramo sería el Quintanaortuño-Montorio, el que salvaría los túneles de Ubierna. Su proyecto está muy avanzado y se espera que pueda aprobarse antes de finalizar este año, pero acumula tantos años de espera que ha sido necesario pedir una prórroga extraordinaria de su declaración de impacto ambiental para que no caducase.
Los Presupuestos Generales del Estado han reservado para él una partida de 20 millones de euros, con lo que podrían arrancar las obras en 2022 siempre que la tramitación de la licitación y adjudicación sea suficientemente ágil. Además, el Gobierno ha señalado como prioritaria el tramo que ha quedado 'colgado' de Báscones de Valdivia a Aguilar, que también fue víctima de la crisis y sigue pendiente de retomar el proyecto.
Más difícil lo tendrán los tramos de Montorio a Santa Cruz del Tozo y desde ahí a Pedrosa de Valdelucio. Les quedan muchos años de trámites y posteriormente de obras para verlos algún día en servicio.