La regeneración del antiguo pueblo de Gamonal no acaba de despegar. Las edificaciones que lo conformaron, protegidas por un plan especial al estar al pie del Camino de Santiago, no acaban de rehabilitarse por las restricciones en la altura o la obligación de conservar la fachada ni tampoco se levantan nuevas en los solares al obligar a ocupar toda la huella urbana que dejan los viejos.
Los dueños, muchos de ellos de avanzada edad o herederos, están a la espera de la oferta que les haga el Ayuntamiento para adquirir algunas de esas propiedades, pero mientras se enfrentan a la obligación de tener que pasar la inspección técnica de edificios (ITE) por segunda vez, dado que son inmuebles antiguos y ya han pasado diez años desde la primera, que fue en 2013 e incluía los edificios construidos entre el año 1893 y 1937. Esta situación supone realizar una importante inversión, dado que si el informe técnico es desfavorable están obligados a la realización de obras para subsanar las deficiencias o si no es posible su arreglo y se declara en ruina deben encargar un proyecto para su derribo y luego las obras de ejecución.
En el padrón publicado por el Ayuntamiento de inmuebles que deben realizar la inspección antes del 31 de diciembre de este año figuran un total de 16 inmuebles de las calles Candelas, La Antigua o Vitoria (en los números anteriores a lo que fue la sede del Ayuntamiento de Gamonal y ahora un centro para que los mayores jueguen a las cartas). «Supone un gasto adicional para nosotros y nos obliga a tener que invertir. En mi caso tendré que repasar la cubierta para que la ITE sea favorable y si no lo es tendré que derribar y dejar el solar», indicó Honorato Ruperlo, propietario de los números 7 y 10 de la calle La Antigua.
Él es uno de los cinco propietarios que han manifestado su interés por vender al Ayuntamiento tras la intención mostrada por el equipo de Gobierno (PP y Vox) de adquirir con dinero público una parte del suelo, en torno a un tercio en una primera fase, con la intención de promover allí la construcción de bloques de 40 pisos de alquiler social joven. Cada uno de esos inmuebles, dadas las restricciones existentes por el hecho de hallarse el Pueblo Antiguo en una zona de especial protección -la del PERI (Plan Especial de Reforma Interior), solo tendrá tres alturas y tres apartamentos cada uno. Se estima un desembolso en esta actuación de 8 millones y la iniciativa forma parte del Plan de Atracción de Talento 2024-2035.
Para pagar a los propietarios por ese suelo el Ayuntamiento adoptará una fórmula mixta: una mitad en metálico y la otra en aprovechamientos urbanísticos en otros lugares de la ciudad, pero en sectores ya urbanizados en los que los propietarios no tengan dificultades para llegar a acuerdos con promotoras inmobiliarias, pues las licencias se otorgarían de manera directa. El S-4 podría ser uno de los espacios que se ofrecerían a los propietarios de casas en el Pueblo Antiguo de Gamonal. El Ayuntamiento incluyó en los presupuestos de este año una partida de 500.000 euros para realizar los pagos directos. Y en el ejercicio siguiente tiene previsto reservar una cantidad idéntica con el mismo objetivo. Los aprovechamientos concedidos en otras áreas urbanas de Burgos se valorarán también en torno al millón de euros. El Consistorio calcula que los algo más de 8.000 metros cuadrados de Pueblo Antiguo que están en manos privadas cuestan unos seis millones de euros. El resto hasta los 23.000 metros es de titularidad pública.
El concejal de Urbanismo, Juan Manuel Manso, espera tener listo el pliego de condiciones antes de final de año. «Nuestra idea es dar dinero a los pequeños propietarios y suelo en otra zona de la ciudad a los grandes propietarios», apuntó.
Gloria Burgos, presidenta de la Asociación Conde Beldever, que aglutina a buena parte de los propietarios, asegura que pedirá una reunión con el concejal de Urbanismo, Juan Manuel Manso, para avanzar en la solución al deterioro del antiguo pueblo de Gamonal. «Cada vez se está deteriorando más y no vemos una salida. Además, quitan la sede del Ayuntamiento que por lo menos daba un poco de movimiento a la zona», reiteró.
Paradójicamente, en los últimos meses se han adquirido al menos un par de casas para su rehabilitación integral, manteniendo la estructura y cambiando la cubierta y mejorando el interior. Es el caso de la situada en la calle La Antigua, junto al despacho de pan Rupelo. La ha comprado una familia para vivir. El propietario, que prefiere mantener el anonimato, asegura que se fijó en ella al considerar que en una «zona cómoda para vivir». «Nuestra idea es consolidar lo que hay y mantener el espíritu del pueblo, cambiando la cubierta y consolidando la estructura».
Unos números más adelante también se está rehabilitando la casa. Han empezado poco a poco sustituyendo la carpintería. Ya hace unos años se rehabilitó otra casa de piedra, próxima a la calle Vitoria, en la que también se mantuvieron las dimensiones.
Poco a poco también han ido desapareciendo los negocios. Solo quedan las sedes de las peñas, ubicadas en locales municipales, y los bares El Huerto y Timoteo, así como un albergue de peregrinos privado. A comienzos de este verano cerró sus puertas la panadería Rupelo. Sus propietarios, ya jubilados, la tenían alquilada, pero la persona que estaba al frente del negocio ha decido dejarlo y ha echado la persiana.