Las catas para hallar la iglesia de San Román durarán 6 meses

I.L.H. / Burgos
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La arqueóloga Fabiola Monzón dirige las excavaciones en la ladera del Castillo que está bajo el Mirador. Tratan de localizar el templo medieval bombardeado por los franceses en 1812

Extracto del grabado de Matthaeus Merian, de mediados del XVII, con el templo en el centro de la imagen. - Foto: Jesús J. Matías

 
Fue una iglesia de tres naves con una torre en la zona central que comenzó siendo románica (las primeras referencias documentales datan del siglo XII), aunque la que se conservaba cuando fue bombardeada era del XVI. Fue un templo de grandes dimensiones, con unas medidas aproximadas de 47 metros por 12, que tuvo gran relevancia en el Camino de Santiago. Fue parroquia, tuvo su propio cementerio y se encontraba situada en las laderas del Castillo. Pero poco más se sabe de la ubicación exacta de la iglesia de San Román, destruida por los franceses en 1812. 
Unas prospecciones geofísicas realizadas hace tres años por la empresa Souterrain Archaeological Services Ltd, a raíz de un convenio firmado entre el Foro para el Estudio de la Historia Militar de España y el Instituto Municipal de Cultura, permitió detectar anomalías en el terreno con presencia de muros, escombros y trincheras en varias zonas del parque del Castillo. Pero problemas presupuestarios aparcaron las catas hasta hoy.
Ahora, un equipo de cuatro personas contratadas a media jornada con el Plan de Empleo municipal, bajo la dirección de la arqueóloga Fabiola Monzón, ha comenzado las catas que tratarán de hallar los restos de la iglesia en la ladera bajo el Mirador. «Empezamos con un sondeo de 2x4 metros para conocer la estratigrafía y abrir más o menos hacia los lados dependiendo de lo que encontremos. De momento hemos eliminado la superficie vegetal y hemos hallado restos de cerámica, huesos de animales, acumulación de piedras y restos de material constructivo. Pero aún es pronto para saber a qué pertenecen», resume Fabiola Monzón. 
Las catas, que comenzaron el día 7, durarán seis meses, aunque el trabajo para conocer la formación y desarrollo medieval del templo, así como el papel que desempeñó y lo que pasó en el bombardeo francés podría llevar décadas. «Hay trabajo para años; lo importante es que en esta ciudad esta prácticamente todo intacto».
 
Restos humanos.
El 18 de octubre de 1812, durante el asalto final al cerro del Castillo de la Guerra de la Independencia, soldados del ejército aliado se refugiaron en la iglesia de San Román, que se utilizaba como zona de apoyo. Pero los franceses habían conseguido colocar varias minas bajo el templo, y esa tarde las hicieron explosionar acabando con el enemigo. 
Con este desenlace, es posible que las catas arqueológicas saquen a la luz restos humanos de combatientes, más allá de los de su propio cementerio: «Es otra de las comprobaciones que tenemos que hacer», añade Monzón. «También sabemos que años después de la salida de los franceses hubo venta de piedras de esta iglesia para su uso en casas o el propio Castillo», puntualiza Monzón.