Pisos en venta y depreciados en la polémica calle Briviesca

F.L.D. / Burgos
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En los últimos dos años se han traspasado alrededor de una docena de inmuebles y a día de hoy se anuncian seis. Los vecinos, que siguen sufriendo cada fin de semana, aseguran que los problemas de ruidos y peleas los han «devaluado»

Las redadas de la Policía Local en la calle y en los dos bares implicados son constantes. - Foto: Alberto Rodrigo

Pese a las redadas, las intervenciones policiales y los controles rutinarios, los problemas permanecen en la calle Briviesca los fines de semana. A los vecinos les cuesta conciliar el sueño a partir de las 6 de la mañana de viernes a domingo por culpa de los ruidos. Algunos lo han dejado por imposible. Tanto, que han decidido vender sus pisos. Otros se lo están pensando y los que los tenían en herencia directamente los han puesto en el mercado para evitar un problema. Lo curioso es que algunos evitan incluso poner el lugar exacto en el que está ubicado para atraer a posibles compradores.

Cuando uno se da una vuelta por la calle Briviesca una mañana de viernes o sábado, lo habitual es encontrarse aún restos de la noche anterior. Orines, vasos de plástico, restos de envoltorios que bien podrían haber ocultado ciertas sustancias prohibidas... «No ha cambiado nada. Yo, al menos, puedo descansar porque mi piso da a un patio. Pero los de los primeros pisos no pueden dormir a partir de las cinco de la mañana. No entendemos cómo no se puede hacer nada», protesta Vicente, un vecino.

En el barrio es 'vox populi' que se han vendido unos cuantos pisos en los últimos dos años. Los vecinos consultados coinciden en que aproximadamente han sido más de una docena, varios de ellos a precios de «ganga» para «sacárselos de encima cuanto antes». Los portales inmobiliarios más importantes anuncian a día de hoy inmuebles por los que sus propietarios piden entre 150.000 y 180.000 euros.

«En los últimos años se han vendido un par de ellos en este bloque y enfrente también vi carteles que los anunciaban, pero desaparecieron muy pronto, así que imagino que les habrán dado salida», comenta un residente del número 18. En este edificio, que consta de varios portales, se ofertan varias viviendas en las principales páginas web inmobiliarias. «En algunos vivieron gente mayor y sus herederos prácticamente se los han quitado de encima al ver los problemas que hay en el barrio», lamenta este mismo vecino.

Algo parecido comenta Cristina, una vecina del número 23, que se encuentra encima de uno de los 'after' que han generado tantos problemas en el barrio. «Se han vendido pisos que parecían imposible de dar salida porque estaban en un primero, donde el ruido y la música se oyen mucho. Por eso creo que lo han tenido que dejar muy barato», indica. Añade que con los alquileres algún inquilino se ha encontrado con el problema al empezar a vivir, pues creen que muchos propietarios tratan de ocultar al máximo lo que ocurre allí los fines de semana.

Hay quien anuncia pisos de esta calle pero en su descripción omite su localización exacta. Algunos ponen vías colindantes, como pueden ser Calzadas o Segovia, para intentar así atraer a algún comprador. «Lo curioso es que en algunos de estos pisos también se escucha el ruido los fines de semana, porque hay muchos que vienen de la Kaché o de las Bernardas», comenta un comerciante de la zona.

Y es que a los pequeños empresarios de la zona los conflictos matutinos de los fines de semana les ha obligado a cerrar los sábados. Diego, de Alfombras Ardekan, ha tenido varios encontronazos con los clientes. «He tenido que llamar a la Policía porque me han amenazado con pegarme. Al final, optas por no abrir para evitar conflictos y porque, al final, la gente no entra por miedo a lo que se encuentran en la entrada». En su caso, también está barajando el traslado, pero se muestra pesimista para traspasar el local. «Primero tengo que vender este. ¿Y quién me lo va a comprar? Va a ser mejor que escampe y luego ya veremos», lamenta.

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