La instalación de una zona cubierta con capacidad para 4.000 comensales que ideó la Cofradía de San Juan del Monte de cara a las próximas fiestas supuso un cambio drástico en la oferta de espacios para comer que posee la ciudad. El presidente de la Asociación de Hosteleros Altamira, Pepe Rey, explica que «el problema que había era que la carpa hacía un poco competencia desleal, porque al ser tan grande hacía un efecto llamada para que la gente quisiera estar en medio de la fiesta y eso había vaciado algunos locales». No obstante, cuando falta un mes para que arranque la celebración en Miranda, el representante de este colectivo apunta que «al final, quien más y quien menos, han vuelto a llenar los restaurantes».
Rey describe que la cita sanjuanera incluye «días en los que sale toda la ciudad de Miranda y eso hace que los establecimientos se llenen».Es más, reconoce que ahora mismo ya «está prácticamente todo reservado, es muy difícil encontrar mesa para comer el domingo». Buena cuenta de ello dan en el gastro-bar Acero. Su gerente, Laura Domínguez, comenta que han «mantenido alguna cuadrilla de otros años y en las últimas semanas ha habido mucha demanda, de tal manera que el restaurante se ha completado». Así, ella no esconde que están «muy contentos» y relata que hasta han «tenido que decir que no a algunas cuadrillas o grupos de amigos» que «todavía están buscando un hueco».
Este aumento de las solicitudes para comer cuando solo faltan cuatro semanas para las fiestas resulta poco habitual, ya que los sanjuaneros normalmente tienden a realizar las reservas incluso con un año de antelación. Por ejemplo, en el grupo Bocca aseguran que sus comedores están «llenos históricamente». Su gerente, Txus Conde, apunta que no han sufrido anulaciones desde que se hicieron las peticiones para comer «porque las cuadrillas que estaban de años anteriores siguen estando».
Aunque desde la presidencia de la Asociación de Hosteleros recuerdan esos problemas que pudo generar el anuncio de la carpa, algunos establecimientos, como los del grupo Bocca, ven la iniciativa con buenos ojos. Conde considera que «es muy positiva la propuesta que ha hecho la Cofradía porque permite que la gente no tenga que salir de Miranda». En este sentido, añade que «era algo necesario, porque si no la gente se estaba yendo a sitios como Haro o Labastida, por lo que es positivo para la hostelería de la ciudad que se queden a comer en la carpa porque si comen allí, después estarán por Miranda para tomar algo».
De una forma u otra los bares y restaurantes de la ciudad del Ebro saben que durante la celebración sanjuanera van a tener unos niveles de ocupación muy altos. El presidente de la asociación de este sector así lo reconoce, pero también describe que «son unos días en los que se trabaja de manera diferente».Sobre ello, Rey relata que los establecimientos pueden «estar muy vendidos porque se trabaja, pero en lugar de doblar los servicios, se sabe que se va a llenar solo una vez». Por eso recalca en que son jornadas «muy peculiares» en los comedores, aunque insiste una y otra vez en que «hay mucha demanda».