Cuenta el pediatra burgalés Emilio Sastre que una vez escuchó a alguien decir que a África solo van «los locos, los ricos y las monjas». O igual lo pensó él en alguna ocasión, incorporándose al primero de los grupos. «Sí, hay que tener un toque de locura para ir allí porque no se parece ni remotamente a nada que conozcamos aquí, es un absoluto caos, la corrupción aparece por todas partes y la gente tiene un ritmo diferente, pero a quien le atrapa ya no le suelta».

El suyo es un caso paradigmático. Comenzó utilizando sus vacaciones de verano para echar una mano allí y terminó haciendo que la ciudad de Burgos se volcara en ayudar económicamente a la fundación que creó para levantar un hospital en una remota aldea de Camerún llamada Rey Bouba, un lamidato musulmán regido por un príncipe y un elevadísimo nivel de pobreza.

Gracias a fondos privados y públicos, en el año 2009 arrancó la actividad en el Hospital Fundación Mayo Rey y desde entonces y a lo largo de 47 campañas, médicas y médicos de muchas especialidades, casi todas quirúrgicas, y enfermeras (además de personal todoterreno como el bombero Chema García, la otra parte del alma de la fundación) han acudido puntualmente a trabajar durante tres semanas a destajo. Entre 2010 y 2023 un total de 384 profesionales han prestado atención médica y quirúrgica de forma voluntaria a nada menos que 56.688 pacientes. En la zona esta infraestructura sanitaria es ya imprescindible. «Sí, tenemos buena reputación, creo que la gente percibe la honestidad de todos los que trabajamos allí», confirma Sastre.

(El reportaje completo y más fotografías, en la edición impresa de este lunes de Diario de Burgos o aquí)