Uno de los mensajes que utiliza una parte de la clase política española para ganarse la confianza de los electores se resume en el eslogan Trabajar menos, vivir mejor, por el que, seguramente, abogaría la mayoría de los empleados, así como también defenderían ganar más y pagar menos impuestos, liberación de los peajes de las autopistas, jubilarse antes...
Se trata de mensajes que muchos economistas califican de populistas asegurando que, a poco que se profundice en ellos, es fácil comprobar que sobre el papel quedan bien pero, en la práctica, son de una viabilidad muy dudosa si se pretende mantener el actual Estado de bienestar, las pensiones, la Seguridad Social, la educación pública,... etc.
Ante estos postulados, el Banco de España que preside el exministro socialista José Luis Escrivá proyecta un escenario de estancamiento de la productividad durante los ejercicios 2025, 2026 y 2027.
Se trata de un indicador que es esencial para garantizar el crecimiento económico del PIB a medio plazo y que, según el organismo financiero centra su argumento analizando la posibilidad de que se reduzca la jornada a 37,5 horas en los próximos meses, después de que el coste laboral se incrementara un 3,6% en 2024, hasta los 3.258 euros por asalariado y mes y aumentasen las cotizaciones sociales.
El supervisor advierte en su estudio que el ajuste de la jornada no tendrá una evolución positiva, incluso si la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, no consigue aprobar esta reforma.
El Banco de España diferencia entre la productividad por hora y la que se cuantifica por ocupado y considera que ambos indicadores crecerán menos de un 1% hasta 2027. En concreto, prevé un comportamiento más positivo de un 0,9% y 0,7% respectivamente y que en los dos ejercicios siguientes, los dos indicadores se estancarán en el 0,7%. Se trata de un ritmo ligeramente inferior al promedio de las últimas dos décadas en la medición por hora (0,8%) y algo mejor en la tasa de productividad por trabajador (0,6%).
Para las patronales CEOE y Cepyme las reformas laborales de ajuste de horario y costes productivos hay que analizarlas no solo por sectores, sino teniendo en cuenta que el 99% del tejido productivo nacional está formado por pymes que no superan los 10 empleados y no solo les incomodaría en sus tareas diarias sino que dispararía los gastos y haría inviables muchos negocios.
La situación que viven las grandes corporaciones, que cuentan con más solvencia y recursos no es comparable con las pequeñas empresas de actividades como, por ejemplo, el campo, la hostelería o el comercio que tienen mayores dificultades para asumir el incremento del SMI o la reducción de jornada de 40 a 37,5 horas semanales.
Según los expertos, la productividad avanza en España a un nivel muy bajo desde hace dos décadas y, además, lo hace mucho menos que la media de la Unión Europea, lo que le convierte en un problema estructural a pesar de que desde 2022 ha habido una pequeña recuperación, pero no ha sido suficiente para compensar el diferencial acumulado durante años con la zona euro.
Economía sumergida
En este sentido, los expertos alertan de que el impacto de las 37,5 horas reduciría la productividad, en tanto que los empleados trabajarían y rendirían menos. Asimismo, prevén que al subir los costes sin recortar salarios se produciría un alza del desempleo, puesto que muchos empleados serían despedidos y podrían pasar a la economía sumergida.