El trabajo que desempeñan las Marcas de Garantía de la cereza y la manzana reineta de Caderechas evoluciona favorablemente. El papel que desempeña el director técnico, Eduardo Hernando, consiste, entre otras, en conseguir que los productores cumplan con el reglamento de uso de ambos distintivos .
¿Qué objetivos persiguen dichas marcas?
Pretendemos continuar funcionando tan bien como hasta ahora y llegar al consumidor lo mejor posible a la vez de seguir mostrando la calidad de los productos.
¿En qué se puede ver beneficiada la zona?
Han pasado más de 15 años desde la creación de las marcas y la actividad productiva se ha incrementado. Esto siempre supone una fijación de la población de la zona.
¿Qué distingue al Valle de las Caderechas de otras zonas? ¿Y a su fruta?
A pesar de ser una zona situada en el norte de Burgos, goza de un microclima particular, con temperaturas no tan extremas como en los alrededores. Las variedades que se cultivan se han adaptado a esas condiciones consiguiendo alcanzar grandes estándares de calidad.
¿Hay algún producto que pretendan promocionar, a parte de la cereza y la manzana reineta?
Es complicado porque estos dos lo eclipsan todo. Existen otros frutos interesantes pero en principio no hemos pensado en fomentarlos.
¿Cuántos fruticultores hay en Caderechas? ¿Existe un relevo generacional entre ellos?
No todos los productores se encuentran dentro de las Marcas de Garantía. Hay unos 20 o 25. En principio no hay muchas bajas por lo que suponemos que existe cierto relevo generacional. Es algo complicado porque la agricultura no es siempre el trabajo más atractivo para los jóvenes.
¿Actualmente trabaja en algún proyecto novedoso?
Llevamos dos años trabajando en la recuperación de variedades de fruta tradicionales, un proyecto financiado por Adeco Bureba a través d de los fondos Leader. Consiste en encontrar los productos, identificarlos y presentarlos al público. Los resultados los mostraremos de manera inminente.
¿Cómo ha evolucionado la superficie de producción en los últimos años? ¿Existen posibilidades de crecimiento o ha llegado a su límite?
Se mantiene, igual que el número de productores. Existen posibilidades de crecimiento pero estamos limitados por la topografía especial del Valle y la disponibilidad de tierras de cultivo.
¿Es rentable tener una explotación en la zona?
Resulta complicado vivir exclusivamente de ello pero si es rentable. Los productores no deberían perder dinero si gestionan bien sus cultivos.
Caderechas mantiene una relación muy estrecha, de gran proximidad con los consumidores, son casi todos de cercanía. ¿Compensa? ¿No podrían obtener más rendimiento con un cliente quizás más especial pero también más lejano?
En principio no. La producción de Caderechas se orienta a los mercados locales. Hay dos fundamentales, el de Burgos y el de Bilbao. No tenemos una producción muy grande y preferimos poder asegurar estas plazas porque que son fieles, conocen el producto y lo valoran.
¿En qué cocina del mundo le gustaría ver Caderechas?
La gastronomía más cercana, la de Castilla y León y el País Vasco, es en las que nosotros estamos más interesados. Nos encantaría que el producto viajase a Japón o California pero somos conscientes de las posibilidades de las que disponemos en estos momentos.
El campeón nacional de Tapas, el burgalés Francisco Javier Ruiz, ganó con un pincho con manzana de Caderechas. ¿Qué parte del éxito de la marca corresponde a la promoción que hacen cocineros como esta joven promesa?
Es algo muy importante y quiero agradecer personalmente a los cocineros que se han acercado a los productos porque hacen un trabajo muy bueno de promoción.
¿Resulta compatible la promoción turística del Valle con su explotación hortofrutícola? ¿Temen que el turismo pueda acabar fagocitando al cultivo tradicional?
Esperemos que no. Creo que el turismo en la zona se ha desarrollado con la floración de los cerezos. Se trata de un complemento útil y ayuda también a los negocios gastronómicos y hoteleros. No creo que el elevado número de visitantes ponga en peligro la producción del Valle.
2019 fue el año más caluroso en la historia del planeta y sin embargo el Valle perdió buena parte de sus cosechas de cereza y manzana por las heladas. ¿Existe alguna relación?
Sí que puede tener una relación. El año pasado tuvimos un invierno bastante cálido, con temperaturas altas en el mes de febrero y provocó que se adelantara la floración de los frutales. Con las heladas que cayeron en abril, la flor se estropeó y la producción sufrió una bajada importante.
Este invierno está surgiendo de manera normal, si continua así, el producto se incrementará, pero aún es pronto para vaticinar.
¿Les preocupa el cambio climático a los pequeños productores?
Sí. En muchas ocasiones nos trasmiten esa preocupación y explican que han notado un ligero cambio en el clima. Desgraciadamente, no disponemos de un estudio científico para saber cómo han evolucionado las temperaturas invernales en la zona.
¿Qué se hace desde Caderechas para luchar contra la crisis climática?
Desde aquí no se puede solucionar un problema que afecta a todo el planeta. Los productores han adaptado sus frutales a las condiciones presentes. Algunos llevan unas prácticas concretas. No realizan laboreo en el suelo, mantienen una cubierta vegetal con los frutales y utilizan un mercado de proximidad. Su fruta no viaja miles de kilómetros y esto siempre supone menos emisiones de CO2.