7 generaciones entregadas al vino en cuerpo y alma

L.N. / La Horra
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Bodegas Balbás, fundada en 1777 y que acaba de invertir 2 millones en ampliar sus instalaciones, se halla en pleno relevo entre Juan José y sus hijas Patricia y María. ¿La clave?Aunar experiencia y nuevas ideas

Juan José Balbás y su hija Patricia, que junto con su hermana María se pondrá al frente del negocio. - Foto: Luis López Araico

Atesoran casi 250 años de trayectoria en el mundo del vino. Y ahora, Bodegas Balbás se halla en pleno relevo. Una vez más. La clave radica, según detalla su director general, Juan José Balbás, en asumir que ha de existir continuidad y «luchar por nuestra esencia como sea». Algo que ratifica su hija Patricia, quien junto con su hermana María, de 30 y 26 años, respectivamente, encarnan la séptima generación entregada en cuerpo y alma al sector. Cuenta que nunca tuvo dudas de que seguiría la trayectoria que Abundio Balbás, su fundador, arrancó allá por el año 1777 en La Horra, cuando comenzó a elaborar vinos tintos con uvas de cultivo propio y a fabricar botas para almacenarlos. «No lo veo como un trabajo sino como un proyecto familiar. No se nos pasó por la cabeza otra cosa porque es nuestro proyecto y queremos luchar», expresa convencida. 

A su lado, su padre precisa que en ningún caso les dijeron a sus hijas que tuvieran la obligación de seguir. Todo ha resultado mucho más fácil. «En multitud de ocasiones, la educación de un hijo no son las normas sino el ejemplo», expone. Y tanto Patricia como María mamaron desde bien pequeñas el amor por el vino y las viñas. Algo que, a juicio de Juan José, «ha sido suficiente para que hayan querido continuar» al frente de Bodegas Balbás, con más de 160 hectáreas de viñedos propios repartidos en varias fincas.

El cambio llega en un momento «bonito» e «intenso», como asegura Patricia. Se refiere a la reciente ampliación que han acometido en sus instalaciones tras una inversión cercana a dos millones de euros. A ello se suma que hace cinco años emprendieron un proyecto de plantación de viñedo en Hoyales de Roa y La Horra que supuso otra inversión de alrededor de cuatro millones. La directora adjunta de la bodega precisa que esta ampliación no está pensada para ir a mayores producciones, sino en vinificaciones más pequeñas. «Se trata de sacar lo mejor de cada terreno. Los depósitos que se han introducido no son para hacer grandes producciones. Tenemos dos líneas de producto y una está enfocada en vinos parcelarios», explica, al tiempo que indica que han introducido huevos de cemento para probar la variedad albillo mayor en este tipo de depósito, así como nuevos fudres. «No es tanto ampliación sino especialización». 

Víctor Balbás, en una imagen del álbum familiar. Víctor Balbás, en una imagen del álbum familiar.

En esta línea, Juan José Balbás subraya que el mundo de la viticultura y la enología «tiene que ir hacia vinos exclusivos, que nacen de parcelas propias, con su propia alma y sus propias características». Todo ello acompañado de una clara apuesta por la innovación. Balbás padre defiende que lo que realmente marca la calidad de un vino es la uva, el terruño. Pero luego hay que sacarle todo su potencial. Y ahí entra en juego la tecnología. ¿Cómo se concreta? Con un control de temperaturas más exhaustivo, centrados en el ahorro energético y también en la vendimia, con el adiós, entre otros aspectos, de los sinfines para que no se rompan las uvas. «Lo bonito es extraer el máximo potencial de tu esencia, de tu personalidad, y aunarlo con la tecnología», zanja.

De vuelta al relevo, Patricia destaca que tanto su hermana como ella entraron en la bodega con «muchas ganas y nuevos proyectos». Factores que combinan con la experiencia y los consejos «que nos dan quienes llevan años de trabajo». Esto, continúa, «ayuda mucho a no entrar como un elefante en una cacharrería». Al final, «aúnas nuevas ideas con la experiencia».

«Los cambios son buenos». Por su parte, Juan José subraya que «los cambios siempre son buenos. Lo aprendí de mi padre, siempre son positivos. El problema es cuando a uno le pilla a pie cambiado y no lo ha sabido ver». Nada que ver con el relevo que han emprendido. De hecho, Patricia remarca que el hecho de haber crecido entre viñedos le ha permitido aprender de dos generaciones a la vez, su abuelo Víctor y su padre. «Es muy bonito», incide Juan José. 

Actividad en la bodega durante esta vendimia. Actividad en la bodega durante esta vendimia. - Foto: Luis López Araico

Preguntados por el reparto de tareas, ambos cuentan que sus puestos directivos implican especializarse en todo. Eso sí, el cabeza de familia asegura que Patricia y María «van tomando muchas más decisiones estratégicas, lo cual es normal porque si no, no habría cambio generacional. No se puede esperar a estar jubilado y casi en el lecho de muerte para decir 'ahora te lo cambio'. Eso es un gran error», afirma rotundo. 

En el plano comercial, Balbás, que produce en torno a 500.000 litros al año, está presente en más de 40 países y aspira tanto a ampliar esta cuota como a crecer en las plazas donde ya exporta, además de detectar mercados emergentes. 

Finalmente, a la pregunta de por dónde creen que debería caminar la Denominación de Origen, Patricia extrapola el concepto que aplican a su bodega al caso general:«No hay que negarse a nada, pero siempre manteniendo la esencia de lo que es Ribera». Mientras, Juan José echa en falta «un plan estratégico y empezarnos a transformar en una zona emblemática como existen otras en el mundo», concluye. 

ARCHIVADO EN: Roa de Duero