La ONU en un colegio de Briviesca

S.F.L. / Briviesca
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El Mencía de Velasco pasa en 5 años de 6 a 16 nacionalidades presentes en sus aulas. El 35% de los alumnos son de origen extranjero y sus familias han participado en una feria cultural

La ciudad de Briviesca es un claro ejemplo de buena convivencia entre diferentes culturas. - Foto: Sofía Ramis

El colegio Mencía de Velasco de Briviesca es un claro ejemplo de buena convivencia. Actualmente, hay matriculados 221 alumnos de 16 nacionalidades diferentes, 10 más que hace un lustro, una cifra opuesta a la homogeneidad de antaño. Los escolares se muestran sorprendidos de que no hace tantos años los compañeros de clase de sus padres, tíos o primos fuesen tan parecidos étnica y culturalmente y hablasen el mismo idioma. Observan aquellas fotos de fin de curso, con las clásicas hileras de jovencitos que lucían los mismos rasgos, y les parece estar contemplando la imagen de otro país.

La interculturalidad se ha convertido en la mayor seña de identidad del centro bilingüe y el 35% de las matrículas pertenecen a jovencitos con orígenes extranjeros. La buena sintonía entre los estudiantes y familiares deja claro que la mezcla de tradiciones en un plano de igualdad en el que ninguna se considerada mejor que las demás ayuda a enriquecerse. De este cóctel nace la Feria de las Culturas, un evento en el que los participantes expusieron ayer en uno de los polideportivos de la ciudad productos gastronómicos típicos, vestimenta tradicional, juegos e incluso dinero en trece llamativos puestos decorados con adornos clásicos y banderas.

Los representantes de Marruecos, Rumania, Bulgaria, Ucrania, España, Portugal, Sáhara Occidental, Cuba, República Dominicana, Colombia, Brasil, Perú y Honduras prepararon en sus domicilios suculentos bocados para que el público los degustara al estilo de Madrid Fusión. Una amplia gama de elaboraciones saladas y dulces aliviaron el hambre de pequeños y mayores. Los vecinos procedentes de Venezuela, India y Argentina se quedaron con las ganas porque el trabajó lo impidió.

Hasna y Wafa, representantes marroquíes, la nacionalidad más multitudinaria, diseñaron junto al resto de mujeres un menú a base de postres, pequeños kebabs, té y otras bebidas. Preparadas para el Ramadán (comienza mañana por la noche), también lucieron espectaculares trajes e incluso simularon la celebración de una boda con novia incluida. También destinaron un pequeño rincón para realizar tatuajes de henna y tanto niños como padres y abuelos regresaron a sus casas con un dibujo en el cuerpo. También con el estómago bien lleno.

(El reportaje completo, en la edición impresa de este jueves de Diario de Burgos o aquí)