Risas y mucha diversión

B.D. / Burgos
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El ruedo del Coliseum se convirtió en un animado escenario de juego donde ocho equipos de las peñas disfrutaron a tope con las pruebas, y algún revolcón, del Grand Prix. El equipo Cristóbal Colónse alzó con el primer premio

El juego de las sillas fue uno de los más divertidos, aunque no faltaron los sustos. - Foto: Jesús J. Matías

Ni Ramontxu lo hubiera superado. La plaza de toros de Burgos se llenó, una vez más, de gente joven y no tan joven con muchas ganas de pasarlo bien y disfrutar de una divertida velada en la que no faltaron las carcajadas. Ocho equipos (Cristóbal Colón, Los Julianitos, Comuneros, Los Mangas, Chamarileros, Capiscol, San Juan del Monte e Inmaculada), integrados cada uno de ellos por 10 chicos y chicas, fueron los protagonistas de un animadísimo Grand Prix, en el que todos los participantes demostraron su valentía ante unas becerras -un tanto resabiadas- que salían de chiqueros dispuestas a embestir a todo aquello que se movía.

Después de varias pruebas y algún revolcón, los ganadores fueron los integrantes del equipo Cristóbal Colón(fueron premiados con un cordero) mientras que en el segundo puesto quedaron los miembros de la peña San Juan del Monte, que recibieron un jamón. Los terceros, el Capiscol, que se llevó un lote de embutidos.

Como en el icónico programa televisivo (vuelve este verano tras 20 años de ausencia), el recinto taurino se convirtió en un divertido circuito de obstáculos, primero con diferentes estructuras hinchables y luego con unos troncos locos bañados en jabón que los jugadores, ataviados de pingüinos, debían cruzar ya fuera con vasos de agua o con bolas. Otra prueba consistió en el juego de las sillas, donde la becerra hizo de las suyas mientras los participantes, vestidos de gallinas, intentaban no perder el sitio, provocando las risas constantes del público. Más de uno de los integrantes sufrió constantes caídas, con golpetazo de la vaca añadido. Suerte que los miembros de la empresa Ruedo Bravo, a la que Tauroemoción encarga la realización del Grand Prix, estuvieron en todo momento al quite para evitar sustos mayores y que la cosa no pasara de unos arañazos o moratones. 

Desde las gradas, los blusas animaron a sus respectivos equipos, con música de charangas y cerrados aplausos cuando los puntos de las pruebas eran favorables. Daba gusto ver la plaza llena de aficionados pasándoselo en grande mientras la mascota 'Torico' arengaba desde la arena. El Grand Prix empezó a formar parte del programa de Tauroemoción en la feria de 2018 y gracias al éxito que obtuvo continúa siendo unos de los eventos que permanece y que cada año congrega a más jóvenes.