El mismo día que este periódico publicó la noticia de que en el servicio de Medicina Interna del HUBU se había detectado y se estaba investigando una sedación terminal aplicada a un enfermo que no reunía los requisitos para ella -el 13 de febrero de 2015- todos los facultativos de esa área recibieron un documento con instrucciones sobre cómo proceder a la sedación de pacientes que estuvieran en sus últimos momentos de vida para que los pasaran con el mayor confort. «Se trataba -cuenta uno de aquellos profesionales- de una guía que estaba anticuada, pero fue una forma de justificar el hecho de que hasta entonces no existía ningún protocolo». Ocho años después y una sentencia -ahora en el Constitucional- que condena a cuatro años y cinco meses de prisión (luego le fue rebajada diez meses) por un delito de homicidio por imprudencia grave y otro de lesiones al médico implicado, sigue sin haber en ese centro sanitario un protocolo con indicaciones sobre cómo actuar en estas circunstancias.
La explicación que se ofrece desde el hospital es que cuando es preciso sedar a un paciente terminal lo que se hace es «aplicar las recomendaciones de la guía elaborada por la sociedad científica correspondiente, que en este caso es la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Secpal)». ¿Y cómo se controla que estas recomendaciones se aplican y se aplican bien en cada uno de los servicios que realizan sedaciones terminales? Pues no se hace: «Cuando se aplica una sedación paliativa se indica en el historial del paciente, pero no se explota ese dato, es decir, no se hace un recuento ni una estadística porque, a día de hoy, no se requiere para fines de gestión o investigación».
Esta información fue aportada por el área de Comunicación del HUBU, pero no fue posible que algún sanitario experto en paliativos explicara cómo es este tipo de intervención médica y de qué manera se evalúa su calidad, un concepto que cada vez está más incorporado en todos los sistemas, también en el hospitalario. Desde la Consejería de Sanidad añadieron que como la sedación paliativa se aplica en diferentes servicios «y no es algo específico» no se podía contestar a las preguntas que DB envió, que fueron las siguientes: ¿Cómo sabe el hospital que se aplican las sedaciones si se trata de un acto médico del que no hay recuentos ni estadísticas y que solo figura en la historia clínica?, ¿el uso de las recomendaciones de la Secpal está aceptado y es utilizado por todos los servicios?, ¿qué mecanismos tiene el hospital para saber si las sedaciones terminales que se llevan a cabo allí se hacen con calidad, de acuerdo a las guías clínicas apropiadas y con los estándares adecuados?, ¿servicios como Medicina Interna, Oncología Médica, Neurología u Hospitalización a Domicilio, que por su tipo de pacientes es posible que lleven a cabo este acto médico más que otros, tienen algún documento específico a partir del cual trabajan sus profesionales?, ¿se realizan sesiones clínicas y formación sobre este particular en el HUBU como ocurre en otros hospitales? y ¿qué forma tiene el HUBU de evaluar o auditar la buena práctica clínica del acto médico de las sedaciones paliativas para enfermos terminales?
Como toda respuesta, la Consejería de Sanidad indicó, además de que no hay un protocolo propio de sedación paliativa para todo el HUBU, que «la aplicación de los criterios de las sociedades científicas no es algo exclusivo de la sedación paliativa, sino de todos los actos médicos, que se basan en la evidencia científica, el conocimiento y la experiencia de los profesionales y sus equipos, que son factores que van más allá del conteo. Respecto a la auditoría, recientemente no se ha hecho una auditoría para las sedaciones paliativas, teniendo en cuenta que los servicios de inspección marcan su programa bianual». En este sentido, la portavoz añadió que «las inspecciones se programan desde servicios centrales de forma coordinada con el servicio de inspección de cada área de salud. Lo que se somete a inspección en cada una de esas programaciones varía en función de las necesidades que se detectan en cada momento, como también se revisan las reclamaciones y sugerencias».
Cualificación del personal. La vicepresidenta y portavoz de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos, la oncóloga médica e internista Elia Martínez, explicó que para conocer y controlar las sedaciones terminales que se llevan a cabo en un hospital se tiene que garantizar la cualificación del personal mediante formación específica «creando protocolos según los estándares nacionales e internacionales y dando la misma importancia a un abordaje paliativo que a un acto quirúrgico complejo». En este sentido, añadió que existen comisiones de mortalidad en los centros sanitarios «que analizan situaciones que pueden no ser usuales por diversas razones» y comités de ética asistencial, y que deberían existir también equipos de soporte de cuidados paliativos como apoyo a otras especialidades.
Sobre el hecho de la realización de formación específica y sesiones clínicas sobre paliativos dice que es rotundamente necesario, y a propósito de la forma de auditar la buena práctica clínica en el acto médico de la sedación terminal, reconoce que en España hay carencias graves que se suplen «con la formación voluntaria de profesionales mediante cursos, másteres o expertos universitarios que deben estar presentes en todos los niveles asistenciales para garantizar que los cuidados paliativos se lleven a cabo como la población nos demanda y que, además, son un derecho humano y un deber».
En este sentido, insistió en que la población debe mantenerse «tranquila y confiada»: «Se han hecho grandes avances en múltiples campos relacionados con el final de la vida que permiten garantizar una adecuada toma de decisiones basadas en los deseos del paciente y su control sintomático en el campo de la medicina paliativa».
Sedación terminal
¿QUÉ ES?
La sedación paliativa o terminal es la administración de fármacos para reducir la conciencia de un paciente con enfermedad en fase terminal tanto como sea preciso para aliviar el sufrimiento asociado a uno o más síntomas refractarios, siendo necesario para ello el consentimiento explícito, implícito o delegado. El elemento clave en esta definición es el síntoma refractario, que fue establecido en 1994 como «aquel que no puede ser adecuadamente controlado, a pesar de esfuerzos intensos para instaurar un tratamiento tolerable y eficaz que no comprometa la conciencia del paciente».
DIFERENCIAS CON LA EUTANASIA
El objetivo de la sedación paliativa es el alivio de un síntoma refractario (que no puede ser controlado), mientras que en la eutanasia el objetivo es producir la muerte. La sedación paliativa consigue, mediante la administración de fármacos sedantes, el alivio del malestar, y la eutanasia consigue, mediante la administración de fármacos letales, una muerte rápida e indolora.