Acuario: El último videoclub de Palencia

SPC
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Luis Manuel Pérez mantiene este establecimiento pese al 'streaming', la piratería y el fin de los formatos físicos

Acuario: El último videoclub de Palencia - Foto: Brágimo ICAL

¿Quién no recuerda las aventuras del intrépido Indiana Jones, los viajes en el tiempo de Marty Mcfly acompañado de su amigo Doc o el trágico fin de Mufasa en el Rey León? Muchos de esos icónicos momentos del cine se vivieron en los hogares a través de cintas VHS (que ahora vuelven a estar cotizadísimas) que se alquilaron o compraron en los miles y miles de videoclubs que emergían en las ciudades. Los años 80 y 90 fueron los de mayor apogeo de estos templos del cine donde poder hacerse con los últimos estrenos o cintas clásicas… Una bonita historia que poco a poco fue desapareciendo del mapa de las ciudades.

Pero, como si de una pequeña aldea gala se tratara, un pequeño Asterix palentino sigue sobreviviendo y luchando día a día por llevar el cine de calidad a las casas. Luis Manuel Pérez, gerente del videoclub Acuario es el único superviviente en toda la provincia de Palencia de una actividad que ha ido cerrando, bien por la jubilación de sus propietarios, bien por el detrimento de la actividad por el auge de la piratería, el 'streaming' y el fin de los conocidos como formatos físicos.

Las últimas noticias señalaban que uno de los grandes del formato Blu-ray como Sony anunciaba recientemente el final de su fabricación, aunque Luis Manuel apunta que de momento solo se trata del formato regrabable. "Aún no me preocupa que desaparezca el -formato- físico porque incluso estos últimos días se están lanzando estrenos que hace poco estaban en el cine. No tengo tan claro que este formato vaya a desaparecer tan pronto como nos están diciendo. Ahora mismo estoy viendo títulos clásicos que nunca había visto en el formato y estrenos", asegura este propietario que lucha día a día por seguir permaneciendo en pie. "Es muy duro por la competencia que hay con plataformas digitales o la piratería por lo que tienes que abrir el mercado a otros productos", explica Luis Manuel mientras señala una estantería repleta de chucherías.

Para conocer los inicios de este videoclub hay que retroceder en el tiempo (no hace falta un DeLorean) hasta el año 1980, cuando el padre de Luis Manuel decidía abrir una cafetería situada en la calle Balmes, aunque no fue hasta 1986 cuando las primeras películas VHS aterrizaran en aquel amplio establecimiento. "Mi padre colocaba los estrenos en las vitrinas de la cafetería donde habitualmente estaba la comida", recuerda Luis Manuel con cariño. "Al principio fueron cien películas para alquilar", explica. Tras eso, se trasladaron a un local más amplio para dedicarse íntegramente al alquiler y venta de películas en Modesto Lafuente y finalmente llegar hasta el actual local situado en el Paseo de los Frailes número 14 de la capital.

Las paredes del videoclub invitan a sumergirse en el séptimo arte, e imaginarnos ser como Danny Zuko o Sandy Olsson en Grease o sentir la adrenalina de Pete 'Maverick' en Top Gun y eso es lo que trata de trasladar con sus recomendaciones personales a los clientes, Luis Manuel. "Son clientes fijos, que vienen y comparten conmigo sus gustos. Afortunadamente se dejan asesorar porque a mí me gusta mucho el cine", asegura. "Son sobre todo asiduos a títulos del cine clásico o cine de autor de directores concretos y en muchas ocasiones, cuando se junta varios de ellos se preguntan por las películas que van a alquilar", asegura este propietario, que se declara fan de los cine fórum, "de hecho llevo yendo al Cine Club Calle Mayor cerca de 25 años", explica mientras entra en el establecimiento una clienta a devolver varias películas. Cuando esta se marcha, Luis Manuel abre las cuatro cajas que las contienen y podemos contemplar un buen número de filmes de la franquicia Rocky, la famosa película protagonizada y dirigida por Sylvester Stallone.

"Tengo clientes que compran, nada más salir, los 'steelbooks' (películas cuya edición en formato físico, normalmente en Blu-ray y 4K UHD, se presenta en una caja metálica de alta calidad acompañadas de un libreto) que tienen precios de entre 30 y 40 euros", señala. "Aunque a los pocos días alcanzan cifras de 70 euros porque casi no hay y existen muchos coleccionistas que quieren hacerse con este formato".

Y es que la recomendación se hace más que necesaria, en este tipo de establecimientos. Una forma de cercanía con el cliente, que aún sigue confiando en los esfuerzos que el propietario de este negocio continúa haciendo para demostrar el amor por el celuloide de propietario y cliente. Un amor que "se ha perdido con las plataformas", reconoce Luis Manuel. "Nos pasa a todos. Tenemos muchas plataformas y muchos días te pasas horas buscando una película acorde a tus gustos sin encontrarla", sentencia este humilde trabajador que reconoce que si un cliente le pide cualquier título el hace lo imposible por conseguirlo.

El cine español, las películas de terror y las infantiles son las más alquiladas en el Acuario, pero también los clásicos siguen estando a la orden del día entre la selecta clientela. "Muchos se dejan asesorar", reconoce mientras nos recomienda títulos como Retorno al pasado con Kirk Douglas y Robert Mitchum o La Evasión de Jacques Becker.

"Me empuja la ilusión de ese día a día, de seguir al pie del cañón y vuelvo a ordenar los títulos, a ver qué quería tal o cual cliente. Hay que levantarse y seguir luchando", reconoce este propietario. Y es que el videoclub Acuario se ha convertido en un auténtico emblema de resistencia en Palencia y Castilla y León, donde cada vez van quedando menos establecimientos de estas características.

Pero, al igual que en la música formatos que ya creíamos extinguidos como los casetes o vinilos, o el VHS en el mundo del cine, han vuelto a copar protagonismo durante los últimos años gracias al afán de coleccionistas. Un formato que se ha revalorizado y por el cual la gente está dispuesta a pagar cantidades exorbitadas. "Hace poco leí que en Nueva York había abierto una tienda que vendía VHS", señala. De aquella época del auge de este formato, Luis Manuel sigue conservando recuerdos imborrables. "Cuando salió Titanic teníamos 300 cintas y estuvimos de 12 de la noche a 3 de la madrugada vendiéndolas", explica "y eso que teníamos la fuerte competencia de otros videoclubs y el centro comercial que lanzó una oferta brutal", rememora. "Aún conservo algunos VHS, pero hace unos años me deshice de 20.000", reconoce.

Un momento duro

La pandemia estuvo cerca de acabar con el negocio, aunque marcó un antes y un después. "Si las cosas ya estaban mal, con la pandemia tuvimos que hacer que el cliente regresara al videoclub y no fue nada fácil", asegura Luis Manuel. "Ese fue un momento en el que me planteé muchas cosas y me decía si la gente iba a venir o no cuando abriera. Cuando nos dejaron salir, el primer día ya estaba aquí para trabajar". 

En cuanto al futuro del sector, podría decirse que, parafraseando al Cholo Simeone, va partido a partido. "No quiero mirar tres días más allá, ni me lo planteo. Me preocupa salvar el día, aunque no tengo la preocupación por lo que pueda venir", asegura Luis Manuel, que espera seguir imbuido por el espíritu cinematográfico durante muchos más años, atrapado entre los clásicos del cine y los estrenos, mientras sigue recomendando "películas que seguro, ni has oído hablar" a sus clientes más asiduos, que siguen yendo día a día para conservar el último bastión de los melómanos palentinos.