Muchos vallisoletanos recuerdan que de niños visitaron la gruta del Campo Grande. En el estanque que está situado delante daba paseos la barca del 'Tío Catarro' y aquello parecía a los ojos infantiles un lugar exótico y evocador. Ahora el Ayuntamiento de Valladolid quiere recuperar ese espacio pétreo para el esparcimiento de los vecinos, pero casi ninguno sabrá que fue construido con fragmentos de las cuevas de Atapuerca y que aquello levantó una notable polémica entre la capital pucelana y Burgos hace ahora justo 140 años.
En 1880, entre los meses de mayo y junio, decenas de estalactitas y estalagmitas atravesaron la meseta castellana tras ser arrancadas de las cavidades de la sierra burgalesa para decorar lo que por aquel entonces era un gran proyecto del alcalde vallisoletano Miguel Íscar, que quería ejecutar en el centro de la ciudad una gran zona de recreo.
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