Bañuelos achaca la pérdida de vecinos a la falta de cobertura

S.F.L. / Bañuelos de Bureba
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A diario solo residen 15 vecinos y cada vez son menos los que acuden los fines de semana al sentirse incomunicados. La instalación de la fibra óptica tendrá que esperar aunque la canalización está hecha

Los vecinos se tienen que alejar del centro del pueblo para llamar, aunque no se garantizan del todo la cobertura. - Foto: S.F.L.

«Condenado a morir». El vaticinio del alcalde de Bañuelos de Bureba sobre el futuro de su pueblo no suena nada reconfortante. La falta de cobertura móvil e internet, además de una carretera «peligrosa», ahuyenta a los pocos vecinos que hasta no hace tanto disfrutaban de los fines de semana, vacaciones o largas temporadas -en el caso de los jubilados- en el pueblo.

El éxodo a la ciudad se hizo notable hace décadas como en el resto de pequeñas localidades de la zona. Sin embargo, con la llegada de las nuevas tecnologías y la posibilidad de permanecer conectados, algunas han logrado mantener, e incluso incrementar su población. «Lamentablemente, aquí no quieren venir ni los más mayores con la llegada del buen tiempo porque se sienten inseguros e incomunicados. Los adolescentes tampoco porque no pueden enviar ni recibir WhatsApps ni subir contenido a las redes sociales», declara a este medio un indignado José María Díez. Él es el alcalde y el habitante más joven de los 15 que residen a diario. Hace poco cumplió 34. El siguiente de menor edad, 53. 

Aquí no quieren venir ni los mayores porque tienen miedo a que les pase algo y no poder pedir ayuda» 

En pocos años la población ha caído «a la mitad». Según los datos del Instituto Nacional de Estadística hay 34 personas censadas en el municipio, de las cuales «vienen muy pocas», añade. No le extraña. «¿Quién va a querer instalarse en un pueblo en el que en pleno siglo XXI, con la canalización de la fibra óptica realizada hace muchísimo tiempo no ofrezca un servicio tan básico como cobertura e internet?», se pregunta. «La respuesta es  sencilla, nadie», se autoresponde.

Su cercanía a Briviesca (a tan solo 5 kilómetros) y a Belorado (a 16) hacen de Bañuelos un lugar idóneo para aquellos que busquen la tranquilidad en su día a día y que a la vez tengan a un paso el supermercado, la farmacia o el médico. «Hasta para solicitar las citas en el centro de salud tenemos pegas», comenta con rabia. Teniendo en cuenta que la mayor parte del vecindario supera la edad de jubilación y otros tantos los 80 y 90 años, la vida se vuelve cuesta arriba. Su padre sufrió hace tiempo un percance en el campo y le resultó imposible pedir auxilio a través de su teléfono. «Se arrastró casi medio kilómetro por el suelo hasta que llegó al pueblo y pidió auxilio. La situación es tremenda», denuncia el alcalde.

Un fotógrafo se planteó iniciar una nueva vida e instalarse de continuo pero al descubrir que no hay conexión a internet se lo replanteó. Finalmente no fue. Tampoco otros que podían alargar su estancia porque teletrabajan. Los vecinos tienen que salir del centro y andar bastantes metros para 'pillar' algo de cobertura, algo que muy pocos están dispuestos a sobrellevar. Las compras online desde casa quedan totalmente descartadas, al igual que cualquier tramitación electrónica. 

Caso omiso. Por teléfono, a través de correo electrónico e incluso presencialmente, el alcalde ha expuesto el problema a las administraciones públicas y a Telefónica. Exige que «conecten la fibra óptica ya que la canalización se realizó hace décadas, aunque sea para poder llamar», pero por el momento no ha conseguido nada. Este periódico ha contactado con la operadora y fuentes de la misma han confirmado que «el despliegue en la población está previsto dentro del Programa Único 21, pero ahora mismo se encuentra parado pendiente de un permiso especial de Adif». Sin él «no pueden dar una estimación de cuándo se llevará a cabo la instalación».