Operativos especiales de Semana Santa, movilizaciones de agricultores o accidentes de camiones como los del último fin de semana siguen convirtiendo la AP-1 en una ratonera para miles y miles de automovilistas y transportistas y en una de las vías más conflictivas e imprevisibles de la red de carreteras nacional.
Desde la liberalización de autopista, el 30 de noviembre de 2018, esta vía no ha dejado de sumar horas y horas de atascos kilométricos en las fechas en las que más se necesita, confirmando que no está preparada para soportar las incidencias que generan las grandes intensidades de tráfico.
Hasta la fecha, como ha quedado demostrado tras la desaparición de los peajes, todas las soluciones aplicadas por la Dirección General de Tráfico (DGT) no han evitado la repetición de los colapsos.
A la espera de los nuevos enlaces a la altura de Monasterio de Rodilla y Zuñeda y el desarrollo del tercer carril, que supondrán la total transformación de esta vía, Tráfico está apostando por soluciones informáticas a pie de vía que faciliten el máximo posible de información al conductor en el menor tiempo posible tras la detención de la circulación por un accidente o cualquier otra circunstancia.
Para ello se han activado más paneles informativos próximos a los puntos de escape al trazado alternativo de la N-1 que informen que la AP-1 está cortada y que hay un desvío alternativo. Estos paneles se colocarán también en su momento en las futuras salidas a la altura de Monasterio de Rodilla y Zuñeda, cuyas obras se han presupuestado en 32,6 millones de euros.
En paralelo a estos dispositivos, se ha reforzado el control del tráfico mediante la colocación de cámaras de vigilancia a lo largo del recorrido, sistemas de detección de intensidades de vehículos por carril y lectores de matrículas, con el fin de coordinar los momentos de mayor riesgo de colapso de la vía y saber en todo momento su nivel de ocupación.
La DGT ha descartado otro tipo de soluciones, como la habilitación de un tercer carril en sentido contrario en los momentos de mayores intensidades, pues entiende que no hay espacio suficiente para esta medida y podría generar más accidentes de los que evita.
Más restricciones. Un año después de la desaparición de los peajes, a mediados de diciembre de 2019, ya se adoptaron medidas especiales para prohibir el tráfico de camiones en los días de grandes desplazamientos vacacionales.
Este año, la AP-1 y la N-1 suman un total de 18 jornadas con restricciones de tráfico en su trayecto entre Burgos-Miranda y el límite con la provincia de Álava, 9 en las que se prohíbe la total circulación de camiones y otras 9 en las que se les prohíbe el adelantamiento en buena parte del citado recorrido.
La Semana Santa ha vivido ya tres días de prohibiciones (27 y 28 de marzo y 1 de abril). En verano hay previstas otras cuatro jornadas de domingo repartidas entre el inicio de la salida de vacaciones (4 de agosto), el puente de la Virgen (18 de agosto) y los domingos 25 de agosto y 1 de septiembre, coincidentes de con las operaciones retorno.
Las restricciones al tráfico de camiones afectan a la A-1 y AP-1 (Burgos-Castañares-Rubena/Mirada) y la N-1, en los tramos Rubena-límite con la provincia de Álava y Álava-Treviño. Su horario va desde las 16:00 a las 21:00 horas.
También habrá prohibición de tráfico pesado otros días de grandes intensidades, como son el domingo 3 de noviembre (puente de Todos los Santos) y el 8 de diciembre (puente de la Constitución e Inmaculada).
Este año también se prohibirán los adelantamientos de los vehículos de más de 7.000 kilogramos, entre otros, en los tramos de la AP-1 de Rubena-Ameyugo (los días 7, 14, 21, 28 de julio y el 11 de agosto). Asimismo, en dirección contraria, Ameyugo-Rubena, la prohibición afecta a los días 15 y 31 de agosto, 1 de noviembre y 6 de diciembre.