Un genio tras las vidrieras

L.M. / Burgos
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Las obras de restauración de la iglesia de la Asunción de Pradoluengo destapan que el famoso dibujante catalán Antoni Rigalt fue el autor de la decoración de las ventanas y el rosetón a principios del siglo XX

Las vidrieras se encontraban en un muy buen estado de conservación pese a contar con más de 100 años. - Foto: DB

En el extenso y variado currículum que el vidrierista catalán Antoni Rigalt i Blanch (Barcelona, 1850) atesora se cuentan obras en el Monasterio de Montserrat, en la Exposición Universal de Barcelona de 1888, en la catedral de la Ciudad Condal y en la de Palencia, en el Palacio Foral de Vitoria, en el Palau de la Música... y ahora ha trascendido que también dejó su firma -literalmente- en las obras que decoran las ventanas y el rosetón de la Asunción de la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora de Pradoluengo.

"Cuando montamos el andamio y subimos para limpiar las vidrieras de los laterales y del rosetón fue impresionante", reconoce Rodrigo Contreras, vecino de la villa textil y uno de los privilegiados que ha podido seguir paso a paso la restauración del interior del templo. Costeado de manera íntegra por las aportaciones de los parroquianos, ha comprendido también el pintado del altar tal y como se diseñó en un primer momento, la eliminación de goteras o la mejora de la iluminación. Los trabajos se han desarrollado durante seis largos meses y esta tarde a partir de las 18:30 horas se inaugurará el resultado final. Además se proyectará un documental de unos 25 minutos de duración en el que se mostrará la labor llevada a cabo y actuará el coro de San Roque.

Instaladas en 1903 para tratar de iluminar el interior del templo, ya que los vecinos se quejaban de falta de luz, las vidrieras destacan tanto por sus formas y colores como por ser una pieza unitaria. "Lo normal era que se montaran en varias partes para no ponerlas en peligro cuando se elevaban", indica Contreras. Su grado de conservación antes de la rehabilitación era muy bueno y sus dimensiones impresionantes: 2,1 metros de alto las laterales y la central 2,4 metros. "Teníamos interiorizado la pintura o la limpieza, pero encontrarnos con la firma de Antoni Rigalt fue lo mejor. Se me quedará guardado para toda la vida, un hecho así no se vive todos los días", confiesa.

Aspecto que presenta ahora el altar, pintado como antaño y con nueva iluminación.Aspecto que presenta ahora el altar, pintado como antaño y con nueva iluminación. - Foto: DB

De forma paralela, desde la parroquia están estudiando cómo poder trasladar a los vecinos y visitantes la relevancia de las vidrieras que hay dispuestas por la iglesia. Al contar con fotografías en alta definición (ver imágenes que acompañan a este reportaje) se plantean montar una exposición o algún tipo de medida para que no solo los que se subieron al andamio puedan contemplar de cerca estas obras de arte centenarias.

Aunque las vidrieras se han llevado el grueso del protagonismo, dado el impresionante hallazgo de su autor, lo que más sorprenderá a los fieles será el cambio del altar. Del blanco que imperaba antaño en la bóveda y paredes se ha pasado a un color azul para el techo, un crema para los nervios de la cúpula y unas pinturas al óleo con motivos vegetales y decoradas con pan de oro para el altar. Se ha conseguido salvar tanto las paredes laterales como la del rosetón, mientras que la central, aquejada por la humedad, se ha hecho una reproducción similar a la antigua. En total se han pintado 2.383 metros cuadrados de pared. Cabe recordar que el templo, en pleno centro de Pradoluengo, cuenta con unas dimensiones considerables, ya que tiene cerca de 500 metros cuadrados.

Más obra. Para resaltar la belleza de los elementos que componen el templo se ha renovado la iluminación con luces led. También se ha limpiado en profundidad los canalones del exterior e instalado una línea de vida en el tejado que ha ayudado a eliminar las goteras que asolaban el templo. Los trabajos arrancaron el Día de Pascua y concluyeron el pasado 29 de septiembre, cuando volvió a abrir al culto.

Las vidrieras son impresionantes.
Las vidrieras son impresionantes. - Foto: DB

El origen de la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora data del año 1828, aunque posteriormente ha vivido numerosas reformas y acabados. En 1903 finalizó una de sus rehabilitaciones más ambiciosas y hace cerca de diez años se arregló el campanario.