Siempre ha vivido de cerca el deporte. La inspiración de Silvia Sedano a la hora de decidir dedicarse al fútbol le llegó desde su familia. «Recuerdo venir con mi tío Rafa a El Plantío para ver jugar al Real Burgos», unos momentos inolvidables tanto por lo que animaban como por lo que veía en directo, «no era una niña que no se enteraba, yo ya desde entonces me fijaba mucho en cómo jugaban, se colocaban, las estrategias, asistencias...», confiesa esta beliforana doctorada en INEF y actual profesora e investigadora de Ciencias de la Actividad Física y el Deportes en la Universidad Miguel de Cervantes de Valladolid, además de exfutbolista en el Nuestra Señora de Belén de Burgos, Trobajo del Camino de León y León FF, y en los vallisoletanos Victoria y Rondilla, ejerció de preparadora física del Real Valladolid de la Primera División femenina y actualmente es la preparadora física del Centro de Tecnificación de Castilla y León de Fútbol, además de ser autora y coautora de varios libros, artículos y ponencias.
Siempre ocupó la demarcación de centrocampista y adoró el talento y elegancia técnica del danés Michael Laudrup. Algo de esa magia heredó Silvia Sedano, que despuntó desde muy joven, pero no encontró hueco en un equipo femenino hasta que participó en el Interparroquial de fútbol sala en la capital. Fue ahí, donde alguien se fijó en sus dotes y decidieron 'captarle' para el primer equipo del Nuestra Señora de Belén.
«El fútbol hierba era lo que realmente me gustaba y con 16 años me incorporé al equipo a las órdenes de Juanjo Ronda», asegura, tras reconocer que fueron sus mejores años y una «época que me ha marcado», además de manifestar que su primer entrenador fue su «maestro, con el que aprendí y me enseñó muchísimo, además de ser un técnico pionero del fútbol femenino burgalés».
Tengo unos recuerdos inolvidables en El Plantío viendo al Real Burgos con mi tío Rafa»
Admite que sacrificaba gran parte del tiempo, aunque apunta que fueron sus padres los que más tenían que hacerlo para cuadrar sus horarios para «llevarme y traerme a los entrenamientos durante cuatro días a la semana, porque me desplazaba desde mi pueblo, Belorado, y también venían a verme a todos los partidos que jugábamos en casa».
Nunca ha sufrido lesiones, pero es que «me cuidaba mucho», además de practicar otros deportes como la natación y la bicicleta, unos hábitos saludables que aún sigue practicando. Es difícil arrancarle una sonrisa y siempre se ha alejado de cualquier tipo de polémica dentro del vestuario.
No hizo falta que le tentara ningún club más cuando pertenecía a la entidad burgalesa, puesto que «siempre tuve como prioridad mis estudios», de hecho, destaca que en los largos viajes de autobús conseguía abstraerse de tal manera que siempre iba con sus apuntes y libros de estudio. Así que cuando cursó la carrera de INEF (Instituto Nacional de Educación Física) en León ocupó la medular de dos de los equipos punteros en la máxima división, y cuando se trasladó a Valladolid para continuar con sus grados universitarios y doctorado formó parte de otras dos escuadras en Primera Nacional.
«Yo quería ser lo que ahora soy» y agradece que su formación académica pueda ser compaginada con lo que siempre ha sido su pasión: el fútbol.
El fútbol de ahora no es tan genuino como el de antes. Valorábamos más todo»
Dentro de sus muchos momentos memorables como futbolista está «un gol que marqué al Barcelona», con mención aparte y especial de las convocatorias con las selecciones sub-17 y sub-25 que recibió del Centro de Tecnificación de la Real Federación de Castilla y León, del que ahora forma parte desde que concluyera su cargo como preparadora física del Real Valladolid, ocupación que le obligó a colgar las botas como jugadora tras 12 años de trayectoria, porque «estaba prohibido compatibilizar ambas cosas».
Y, como lo tenía sumamente claro, desde que prácticamente tuvo uso de razón, lo primero era lo primero.
Avances obvios. Jugadora por puro placer. Su máxima siempre fue constancia y perseverancia, y ante todo «disfrutar», algo que también intenta transmitir y aconsejar a generaciones y generaciones de promesas, tanto femeninas como masculinas, que han participado en sus muchos planes de desarrollo y mejora del rendimiento físico, además de hacer hincapié en otros mensajes como el «respeto y, también, que estudien», recalca.
La hazaña de España al conquistar la Copa del Mundo en 2023 ha impulsado y acelerado el incremento de niñas aspirantes a futbolistas y, qué duda cabe, que el progreso y la evolución es evidente desde hace un cuarto de siglo.
«Aunque también es verdad que el fútbol no es tan genuino como el de antes», adelanta.
No tiene que feminizarse todo, cualquier cargo debe de tener las capacidades para hacer su función»
La mentalidad ha cambiado y aunque se han dado muchos pasos hacia adelante, Silvia Sedano se muestra cautelosa y advierte de que «no hay que tener prisa. Hay que cuidar lo que se tiene, como todo. Los pasos deben ser firmes, no se trata de que de la noche a la mañana se dé un vuelco a la situación», asevera, además de ser consciente de que «nosotras apreciábamos mucho más los pocos recursos que teníamos. Ahora no valoran todo lo que tienen (infraestructuras, logística, preparadores físicos, psicólogos, nutricionistas...)», argumenta.
Su fuerte nunca fueron los balones aéreos, aunque siempre tuvo y tiene la cabeza bien amueblada. Nunca perdió la cara en los partidos y a su espalda le gustaba llevar el 10 o el 15, ambos sobresalientes o más que sobresalientes.