Ahorrar es una de las principales metas que se plantea la gente a la hora de entrar en el mundo laboral. Y es que contar con dinero ahorrado es básico para poder llevar a cabo todo tipo de proyectos, ya sea comprar una propiedad o un coche, arrancar una empresa, planear una boda, realizar un gran viaje, o incluso tener un hijo. También es importante contar con un colchón económico de cara a cualquier imprevisto que pueda surgir.
Es cierto que el concepto de ahorrar es fácil de entender, ya que solo se necesita reservar una parte del dinero que ingresamos al mes y no gastarlo. Ahora bien, para poder hacerlo de manera correcta es necesario tener en cuenta múltiples factores.
En primer lugar, cabe destacar que la manera más sencilla de separar un porcentaje de los ingresos es a través del uso de una cuenta ahorro.
Pero ¿qué aspectos hay que tener en cuenta para diseñar de manera correcta y efectiva un plan de ahorro? Te contamos todo a continuación.
Define tus objetivos
Lo primero que hay que hacer, como en cualquier otro proyecto, es plantear las metas de ahorro que se quieren alcanzar. Para ello, hay que definir tanto la cuantía como el plazo en el que se quiere conseguir dicho objetivo.
Cabe destacar que es recomendable seguir la metodología conocida como SMART, que proviene de las siglas en inglés de específico, medible, alcanzable, realista y de duración limitada. Y es que así es como deben ser los objetivos para facilitar su cumplimiento.
También hay que tener en cuenta que para definir un objetivo alcanzable es necesario tener en cuenta múltiples aspectos a nivel personal, como los ingresos, los gastos fijos, las necesidades de cada uno, los intereses… En definitiva, la situación individual del ahorrador.
Haz un presupuesto
A continuación, llega el momento de organizar el presupuesto. Se puede plasmar en una hoja de cálculo en la que, de manera detallada, introduciremos algunos de los datos mencionados anteriormente, como son los ingresos estimados del período de ahorro, tanto fijos como variables, así como la estimación de gastos. Es cierto que existen una serie de desembolsos que se llevan a cabo de manera constante y que es más sencillo cuantificar, como es el caso de los gastos de alquiler o hipoteca, así como suscripciones y demás. Pero también existen otro tipo de gastos más aleatorios y que dependen de otras variables externas, como determinados tipos de compras, sobre todo aquellas que no responden a necesidades básicas.
Al utilizar este tipo de presupuesto se va a poder entender de manera más directa en qué se gasta el dinero, pudiendo, en caso de ser necesario, adaptar los gastos a las necesidades de cada momento. Esto ayuda también a analizar si es posible, además del ahorro y los gastos físicos, realizar algún tipo de gasto extra que pudiese ser considerado como capricho.
Elige las herramientas adecuadas
Otro de los aspectos principales a considerar cuando se diseña un plan de ahorro es establecer qué tipo de herramientas se van a utilizar durante todo el proceso. Por un lado, encontramos aquellas que nos facilitan la gestión del ahorro, como pueden ser plantillas para llevar a cabo el presupuesto previamente definido, o incluso aplicaciones móviles que ayudan a llevar un control constante de los ingresos y gastos, mostrando de manera visual los avances económicos.
Por otro lado, existen otras que ayudan a ahorrar de una manera más directa, es decir, sistemas que permiten depositar el dinero para evitar utilizarlo. Por ejemplo, encontramos un formato tradicional, como es el caso de las huchas. Pero los avances a nivel financiero nos ofrecen otro tipo de técnicas, como es el caso de las cuentas de ahorro, un tipo de cuenta remunerada que ofrece la posibilidad de depositar dinero de manera muy ventajosa. Y es que no solo permite ahorrar siguiendo el ritmo que cada uno pueda, sino que ofrece la posibilidad de disponer del dinero en cualquier momento, además de conseguir que el dinero depositado aumente.
Sé disciplinado y constante
Por último, hay que tener en cuenta que el perfil perfecto de un ahorrador debería estar determinado por dos características principales, la constancia y la disciplina. Y es que la clave del ahorro se basa en conseguir separar un porcentaje de las ganancias de cada mes de manera estable y continuada, evitando gastar lo acumulado cada cierto tiempo. Solo haciendo esto va a ser posible lograr los objetivos de ahorro definidos.
Ahora bien, una vez se ha cumplido la meta establecida, es posible plantearse qué se quiere hacer con el dinero. Si este se ha ido ahorrando con un fin concreto, por ejemplo, la compra de una vivienda ya sería posible llevar a cabo la adquisición. Pero, si, por el contrario, el ahorro es simplemente sinónimo de estabilidad financiera, existe la posibilidad de gastar cierta parte en un gasto concreto, o bien guardarlo y seguir ahorrando, tú decides.
Ahora que ya sabes cómo diseñar un plan de ahorro, ¿te animas a comenzar?