Una marea azul avanzaba a lo largo del Paseo de Atapuerca a las doce menos cuarto de la mañana del domingo, con una puntualidad casi británica. En total, cerca de 900 personas con camisetas y mochilas de color marino habían acudido a la llamada de la Asociación de Diabéticos de Burgos (ASDIBUR), que había organizado la primera marcha solidaria de Castilla y León para visibilizar su causa y recaudar fondos.
El presidente de Asdibur e ideador de la propuesta, Mariano Cerdán, explicaba que todo había surgido en una reunión de la federación a nivel autonómico. Burgos había sido elegido como campo de pruebas de la iniciativa para después «ir rotando de ciudad cada año». Tras comprobar la acogida, Cerdán había cambiado de opinión. «Mi intención es seguir haciendo una aquí; Burgos merece una marcha viendo este éxito», comentaba antes de iniciar el recorrido.
En el área de salida, los participantes podían comprar su dorsal, adquirir una mochila y obtener una participación para un sorteo por cinco euros, destinados a financiar actividades de todas las asociaciones y ayudas para la investigación de la diabetes. Algunas autoridades municipales, como los concejales César Barriada, Mila del Campo o Fernando Martínez-Acitores, se unieron a la organización para cortar la cinta y acompañar a la comitiva en una ruta de 4 kilómetros.
Con un ritmo envidiable y la alegría del espíritu solidario por bandera, los participantes cruzaron el Puente Gasset para ocupar toda la calle Vitoria en dirección a la Plaza del Rey. En la avanzadilla, llamaba la atención un grupo de amigos de la escuela primaria, que empujones y carreras a parte, se había apuntado para mostrar su apoyo a uno de sus compañeros de clase.
La ruta siguió por las avenidas Cantabria y Reyes Católicos, donde la policía local tuvo un breve encontronazo con algunos vehículos que no respetaban las restricciones de tráfico, pero que se retiraron antes de que llegara el pelotón. Sin más incidentes, la comitiva conquistó la Plaza España, animó el paseo del Espolón y retornó al punto de partida.
«Somos insuficientes económicamente y necesitamos ayudas», advertía el presidente de Asdibur, que agradeció el patrocinio de las administraciones locales, la diputación, la Federación Nacional de Diabetes, algunos centros médicos, establecimientos comerciales y farmacéuticas como Abbott Laboratorios, que impartió una charla en el Paseo de Atapuerca para finalizar la jornada.
Según la Federación Española de Diabetes, en Castilla y León hay más de 180.000 diagnosticados; la asociación burgalesa cuenta con más de 450 socios. Su labor de concienciación es esencial para mejorar el nivel de vida de los pacientes e incentivar la prevención en el resto de la población, que no está exenta de riesgos. Con esa intención, Asdibur realizó determinaciones de glucemia capilar a todos aquellos que lo solicitaron. «Después hacemos preguntas para intentar mejorar su calidad de vida en cuanto a dieta y ejercicio, y mostramos las probabilidades de que desarrollen una diabetes de tipo 2», explicaba una voluntaria. También el Hospital Recoletas dispuso una unidad móvil para realizar revisiones oftalmológicas gratuitas.