La supervivencia de los colegios rurales es, a cada año que pasa, más y más compleja. La falta de familias jóvenes -y consecuentemente de juventud- en los pueblos está provocando que sea difícil mantener abiertos los centros educativos alejados de los grandes núcleos de población. En el caso del Virgen de las Eras, en el Valle de Santibáñez, el curso pasado fueron 14 los alumnos que acudían al mismo. Doce meses después, el pasado septiembre, iniciaron las clases 10, mientras que si nada cambia el que viene solo lo harán 6.
En septiembre de 2026 todo apunta a que el centro no cumplirá el número de escolares mínimo que exige la Junta para mantenerlo abierto, por lo que el municipio, que antaño llegó a tener hasta dos colegios -uno público y otro privado a cargo de la congregación del Sagrado Corazón-, se verá abocado a quedarse a cero. El Ayuntamiento que lidera María Amor Andrade no está dispuesto a aceptar ese destino a dos años vista y ya trabaja en atraer familias -a ser posible numerosas- para garantizar la supervivencia de su escuela. En los últimos tiempos ha adquirido dos antiguas viviendas en las que ya empieza a planificar una reforma en profundidad. La primera, con solar incluido y ubicada en las traseras del Consistorio, les costó alrededor de 65.000 euros, mientras que la segunda, la antigua casa parroquial, les salió por 20.000.
La intención que manejan desde el Valle es acudir a la convocatoria del programa Rehabitare de la Junta para su recuperación. El primer inmueble se encuentra en mucho mejor estado que el que perteneció a la Iglesia, ya que ni su imponente fachada de piedra ni el tejado presentan desperfectos. Dividida en dos plantas, la superior cuenta con hasta 7 habitaciones, mientras que el grueso de la rehabilitación se centrará en habilitar tanto una cocina como un baño en el piso a nivel de calle. «Necesitamos que vengan familias con niños y lo vamos a priorizar por encima de todo. No podemos permitir que cierre el colegio», reclama Andrade. Aunque cuentan con dos años de margen hasta que los números no salgan y la Junta se vea abocada a cerrar el Virgen de las Eras, la alcaldesa no está dispuesta a tirar la toalla tan fácilmente.
Con respecto a la casa parroquial la perspectiva de reformarla para sacarla en alquiler social es algo más compleja. Tiene el tejado en peores condiciones y el programa Rehabitare no ofrece ayudas para su reparación, por lo que deberá ser Santibáñez Zarzaguda -y no el Valle- quien tenga que acarrear con el presupuesto. Una vez que esté en un estado óptimo y el edificio vaciado, se podrá pensar en el acondicionamiento de sus tres plantas. «Desde la Junta nos dicen que si vuelve a haber niños reabrirían el colegio, pero si lo tienes uno, dos o tres años cerrado sin mantenimiento, volver a empezar... sería muy complicado», relata.
Y es que el Ayuntamiento lleva invertidos en los últimos meses una gran cantidad de dinero en este complejo, ubicado a la entrada del pueblo. El gimnasio acaba de someterse a una reforma en profundidad gracias al aporte de la Diputación y la Junta, mientras que se ultima la compra de material para la cocina. Los tres alumnos que llegan en autobús desde pueblos de las proximidades -de Montorio y de Mansilla- tienen derecho a comedor de forma gratuita. «Viene una cocinera todos los días para hacerles los platos», recalca la alcaldesa. También se han cambiado las ventanas del comedor -con ayuda de la Junta- y hace tiempo se hizo entero nuevo el tejado y se renovó el sistema de calefacción. Además, se ha instalado un ascensor en el Consistorio gracias a una ayuda directa por parte de la Junta.
Ambiciosos. Junto a la adquisición de dos viviendas antiguas para su posterior rehabilitación, el Ayuntamiento estudia la compra de una tercera ubicada en plena plaza a los pies de la iglesia de San Nicolás de Bari. De llegar a un acuerdo económico serán tres las balas que se guardará el Consistorio para tratar de enamorar a familias con niños -o jóvenes que puedan plantearse esta opción- para evitar que, como ya ocurrió en 2007 con la congregación del Sagrado Corazón, el Valle de Santibáñez se vea forzado a echar el cierre a un nuevo colegio.
«Sería un mazazo para todos», resume la alcaldesa, que recuerda que hace muchos años abrían a diario en el pueblo dos panaderías, cuatro bares, varias tiendas... incluso llegó a contar con un cuartel de la Guardia Civil. La agrupación de 9 municipios suman cerca de 480 empadronados, aunque con grandes diferencias entre pueblos: Santibáñez Zarzaguda es la localidad más grande con más de 170, mientras que Avellanosa y Ros se mueven en el medio centenar y otros como Miñón son 14.