Desvelan el hallazgo de los sepulcros de los Quintanadueñas

R. PÉREZ BARREDO / Burgos
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Pese a la importancia del descubrimiento, los restos del templo que se ubicó en la ladera del Castillo siguen tapados y Turismo sólo asegura que «estudiará» retomar las excavaciones

Uno de los sepulcros de los Quintanadueñas. - Foto: DB

El yacimiento sigue vallado y cubierto por plásticos en la ladera de la carretera que sube al Castillo. Se han cumplido ya tres años desde que se realizara la última campaña de excavaciones en San Román, iglesia que volaron los franceses durante el asedio a la fortaleza que dirigió con éxito el duque en Wellington en 1812 y que constituyó la huida de las tropas napoleónicas de la Cabeza de Castilla. Desde que sus restos fueran hallados en 2015 por la arqueóloga Fabiola Monzón, este templo no ha dejado de arrojar restos que delatan la importancia que tuvo en la historia de la ciudad. «Se resiste a desaparecer de nuevo como lo hiciera con anterioridad». La última revelación, que se ha mantenido en secreto desde 2021, no deja lugar a dudas acerca de la trascendencia de San Román.En la llamada capilla de San Andrés, identificada al norte de esta iglesia y donde no se ha conservado el pavimento, hallaron varios enterramientos con lauda de pizarra y alabastro «y descubrimos la entrada a una cripta cuya existencia era por completo desconocida».

Uno de los sepulcros que han podido ser identificados pertenece al mercader burgalés Gómez de Quintanadueñas, «ilustre personaje hijodalgo del siglo XVI descendiente de una de las estirpes mercantiles más representativas del comercio entre España y Flandes. En el año1510, Gómez de Quintanadueñas alcanzó el título de cónsul de España en Brujas, y fue uno de los principales representantes de la Universidad de Mercaderes de Burgos; fue asimismo miembro del Consulado del Mar con sede en la Llana, donde Gómez también poseía casas y su residencia», explica Monzón.Este rico mercader, exponente de aquel Burgos florenciente, murió el 22 de noviembre de 1553. «En su testamento señaló su deseo de ser enterrado en la iglesia de San Román junto a sus dos esposas, y en el panteón familiar. A esta iglesia contribuyó generosamente para la reconstrucción de la torre y el remate de chapitel. Precisamente, la esbeltez y altura de esta torre es la que sobresale en el dibujo de Wyngaerde», apostilla la arqueóloga en referencia al famoso grabado que de la ciudad el dibujante y paisajista flamenco Anton van den Wyngaerde, que recorrió España a mediados del XVI.

En diciembre 2021 finalizó la última campaña de excavaciones en San Román, que se centró en las naves, consiguiéndose documentar las fachadas norte y sur de la iglesia, así como varios pilares que permitieron recomponer en cierto modo su planta, ya que aún queda pendiente de localizar su cabecera y la fachada occidental. «Tras la retirada del terraplén generado con las tropas napoleónicas tras su voladura en octubre de 1812 salieron a la luz las numerosas sepulturas que ocupan la mayor parte del suelo en consonancia con la costumbre de utilizar las iglesias como cementerios». Sin embargo, la ausencia de Planes de Empleo desde la citada fecha ha provocado que los trabajos estén paralizados sin que se conozca el futuro de las excavaciones ni de los restos que actualmente languidecen bajo una enmarañada manta geotextil mientras empiezan a ser devorados por la vegetación. 

Fabiola Monzón, que dio cuenta de estos hallazgos el pasado martes en el marco de las Jornadas Europeas de Arqueología que se han celebrado en el MEH, recuerda la importancia histórica de Burgos y de los numerosos hallazgos realizados que aún siguen en proceso de investigación «y que, sin duda, nos seguirán sorprendiendo con aspectos totalmente desconocidos». A este respecto, la arqueóloga burgalesa -que también ha dirigido los trabajos de excavación en el Solar del Cid y en Las Llanas, entre otros muchos-, recuerda que la última campaña enSan Román se contró en las naves, «consiguiendo documentar las fachadas norte y sur de la iglesia, así como varios pilares que permiten recomponer en cierto modo su planta, ya que aún queda pendiente de localizar su cabecera y la fachada occidental».

Respecto de esa capilla de San Andrés donde se descubrieron los sepulcros y esa misteriosa cripta, que aún no se sabe lo que esconde, explica Monzón que se trata de un espacio de unos cinco metros y medio de longitud. «De su profundidad identificamos unos cuatro metros, pero continúa más allá del talud preservado. Seguramente alcance los ocho metros si tenemos en cuenta la división de los muros en relación a la arquería. En la pared derecha se identifican dos tramos con remate superior semicircular, flanqueados por pilastras estriadas, decoradas con motivos vegetales, y asentadas sobre fustes moldurados. En ellas se asentaban los nervios de la bóveda que, por los restos hallados, era de crucería. También se han recuperado fragmentos de claves menores policromadas. Gracias a ello podemos saber que la capilla se ornamentó con imágenes del tetramorfo o de los cuatro evangelistas. A falta de mayor estudio se intuyen reformas en la capilla, tal y como señalan las fuentes históricas, y soportes calizos en los extremos para colocar una reja que individualizaba la capilla del resto del templo, a tenor nuevamente de los textos», indica. 

El riguroso trabajo científico que se ha llevado a cabo enSan Román no debería quedarse en dique seco no sólo por el dinero público ya invertido, sino por la importancia histórica del sitio y la siempre necesaria divulgación del patrimonio.Expertos consultados por este periódico señalan que para continuar la excavación de la capilla de los Quintanadueñas sería necesario mover el vallado y continuar retirando los potentes sedimentos vertidos sobre la iglesia a mediados del siglo XIX para hacerla desaparecer. «Sólo así se podrá seguir sacando a la luz los sepulcros que actualmente permanecen tapados y protegidos para garantizar su protección y evitar actos vandálicos. Estos sepulcros son de gran interés por sus características, ya que responden a un modelo de lauda con escudo familiar y cuyo estudio va a permitir conocer la heráldica familiar de estos mercaderes de gran renombre en el siglo XVI. La presencia de diferentes lápidas posibilitará, además, conocer sus relaciones genealógicas. Los numerosos vestigios hallados darán pie a recomponer la decoración de la capilla», subraya Fabiola Monzón. Asimismo, sería importante que se retomaran los trabajos enSan Román ahora que el Castillo se halla inmerso en su rehabilitación para salir fortalecido como hito turístico.El discurso expositivo de San Román quedaría integrado y vinculado con el nuevo proyecto de la fortaleza, 'Castillos en el aire'.

«Lo estudiaremos». Carlos Niño, concejal de Turismo, está al corriente de los últimos descubrimientos en San Román. Admite que se trata de un asunto interesante y que se compromete «a estudiar» la posibilidad de continuar con las excavaciones, circunstancia que, en cualquier caso, no se producirá ya este año, toda vez que los presupuestos se encuentran cerrados «y habría que hacer una modificación». Reconoce Niño que este yacimiento y cuanto lo que atesora aún sin descubrir, puede enriquecer sin duda el entorno del Castillo, que ya está siendo objeto de rehabilitación.