Y Anduva empujó con el alma

ROBERTO MENA / Miranda
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La afición rojilla se convirtió en el jugador número 12 del CD Mirandés e incluso antes de que comenzara el partido ante el Amorebieta ya estuvo alentando a los suyos. La fiesta final, apoteósica

El Mirandés seguirá la próxima temporada en la división de plata. Ayer corroboró la permanencia venciendo 1-0, gol de Gabri Martínez, al Amorebieta, que pierde la categoría. Fiesta grande en el estadio y en la ciudad del Ebro. - Foto: Luis López Araico

Aseguraba Alessio Lisci en la previa que ayer no jugaba el Mirandés, sino Miranda de Ebro. Durante toda la semana el club ha insistido en la importancia de que los seguidores rojillos estuvieran al cien por cien con el equipo y el mensaje caló. Anduva se llenó y el partido lo vieron más de 5.000 personas que se dejaron la garganta durante toda la tarde para que los jugadores sintieran el calor. Los ánimos comenzaron en el calentamiento, así que el equipo comenzó el partido con un plus de motivación.

Una vez que el balón comenzó a rodar. Hubo un poco de todo. Sobre todo en la primera parte hubo fases en las que fue el Amorebieta el que mandó.Ahí estuvo Anduva para sostener a los suyos y evitar que el choque se complicara. Todo cambió en la segunda mitad. El Mirandés saltó al terreno de juego más enchufado y pronto se pudo comprobar que estaba un escalón por encima de su adversario.

La locura llegó con el gol de Gabri Martínez en el minuto 62. Quedaba aún mucho tiempo por delante, aunque verdaderamente ahí se acabó el partido. Una vez que los rojillos se adelantaron en el marcador todo fue sobre ruedas. Su confianza creció exponencialmente y siempre tuvieron bajo control el choque. La grada lo disfrutó y es que en ningún momento vio peligrar el partido.

Cánticos y fotos. Una vez que concluyó el choque llegó la apoteosis. Las celebraciones fueron de todo tipo. Hubo abrazos y lágrimas de alegría en muchos de los rojillos. La celebración fue junto a la afición y los futbolistas y el cuerpo técnico se hicieron una foto en cada una de las ubicaciones del campo. Fue un fin de fiesta repleto de alegría.