No hay entrega de premios que se precie sin algún discurso crítico o, al menos, con alguna pincelada reivindicativa. La gala por el 125 aniversario del Colegio de Médicos de Burgos, celebrada ayer en el auditorio del Fórum, no fue excepción y algunos de los muchos protagonistas de la noche aprovecharon su turno de palabra para dejar caer algunas reflexiones en las que pensar. El primero, el siempre comedido presidente de la institución, el urgenciólogo Joaquín Fernández de Valderrama, quien recordó que la pandemia por coronavirus resaltó las ya para entonces estiradas costuras del Sistema Nacional de Salud y pidió, una vez más, «unidad a todas las partes intervinientes» para «reforzar» la sanidad pública y garantizar su sostenibilidad en el futuro, pero contando con «la participación de sus protagonistas». Y varias intervenciones después, el muy aplaudido médico de familia Carmelo Herrera, del centro de salud de Briviesca, imploró a quienes tienen poder de decisión que «por favor, no se olviden de la Atención Primaria».
La reestructuración de la sanidad pública y, en especial, de su primer peldaño, la asistencia ambulatoria, son temas que reposan sobre las mesas de las autoridades sanitarias desde hace tanto tiempo que amenazan con acabar hundiéndolas. Dos retos de futuro a los que, de una forma u otra, se aludió ayer en una gala que destacó en este sentido la importancia de la creación del grado de Medicina en la UBU en apenas dos cursos. «El colectivo médico será actor importante de este deseado proyecto», señaló su presidente.
Pero más allá de la medicina del futuro, el 125 aniversario de la organización en Burgos se aprovechó para hablar de la que se practica hoy y, sobre todo, para ensalzar algunas de las iniciativas que contribuyen a darle calidad. Tanto en la capital como fuera, y de ahí que el primer reconocimiento -una escultura de Francisco Ortega en todos los casos- fuera para el pediatra Emilio Sastre por su trabajo en África con la Fundación Mayo Rey. «Hace 27 años que voy y, salvo porque ahora hay móviles, lo demás sigue igual: misma pobreza, ignorancia y dificultad de acceso a la sanidad», dijo.
En Investigación se premió al cardiólogo Ángel Pérez, por su trabajo en geriatría, quien no pudo acudir y en su nombre fue la también cardióloga Lara Aguilar. Sí subió al escenario el jefe de servicio de la UCI, José Antonio Fernández, para recoger el premio de Humanización: «Siempre intentamos estar al lado de los pacientes y nuestro deseo ahora es la apertura de puertas para que haya mayor contacto con las familias, que es fundamental en nuestra profesión».
En la categoría Entorno ganó el centro de salud de Briviesca, por pionero en la introducción de la ecografía en la práctica, representado por Herrera: «Ya hemos visto a más de 10.000 pacientes, adelantando diagnósticos y evitando derivaciones». En Innovación, la escultura de Ortega se le concedió a Jesús David Venegas, por un avance con aplicaciones para tratar el ictus. Lo recogió en su nombre Esther Alonso.
Si estos galardonados fueron aplaudidos y, en algunos casos, también vitoreados, el momento álgido llegó con el homenaje a la trayectoria profesional, en este caso doble: al cirujano Carmelo Yárritu - «siempre he sido fiel a mis ideas, fiel a la sanidad pública y he predicado con el ejemplo»- y al intensivista y fundador de la UCI de Burgos Martín de Frutos, quien se lo dedicó al resto de candidatos y a su esposa, fallecida hace casi un año.
Pero como no hay medicina sin pacientes, en el Combu pensaron en la categoría 'Compromiso social', cuyo ganador fue la Asociación de Alzhéimer Burgos (Afabur) y lo recogió su presidenta, Eloísa Bellostas: «Prometemos seguir por este camino para que, quien nos necesite, encuentre en nosotros compañeros de vida y guardianes de su memoria».
Con música. Y como colofón, dos extraordinarios: al expresidente del Combu entre 1982 y 2006, Javier Domínguez, quien no pudo acudir; y al médico de familia, cronista de la ciudad y enciclopedia de historia sanitaria, José Manuel López Gómez. «He dedicado 35 años a buscar respuesta a una pregunta: ¿se hizo ciencia en Burgos? La profundización y el rigor sobre el aspecto me ha llevado a escribir 32 libros y 200 trabajos de investigación. Y se hizo».
La banda sonora la pusieron la cantante burgalesa María Sedano y el guitarrista Mariano Mangas, en una más que celebrada actuación.