Sitges rescata El huerto del francés, obra maestra de Naschy

R. PÉREZ BARREDO
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La película del cineasta y actor burgalés, considerada por la crítica como su mejor trabajo, se inspiró en unos horrendos crímenes registrados en la localidad sevillana de Peñaflor en los albores del siglo XX

Sitges rescata El huerto del francés, obra maestra de Naschy

Es considerado el primer caso de crímenes en serie registrado en España, al que acompañó un revuelo mediático inédito hasta entonces. Quintaesencia de la crónica negra patria, los homicidios cometidos en la localidad sevillana de Peñaflor, bautizados como 'Los asesinatos del Huerto del francés', hicieron correr ríos de tinta en los albores del siglo XX. Muchos años después, el cineasta y actor burgalés Paul Naschy , principal icono del terror patrio en el Séptimo Arte, llevó esa historia a la gran pantalla en una adaptación libérrima en algunos aspectos pero ajustadísima a la realidad de los hechos en otros. Estrenada en 1977, esta película, prácticamente imposible de encontrar, siempre fue la favorita de su autor. Como homenaje al gran Jacinto Molina (nombre real de Paul Naschy), el Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges , que se celebra entre el 8 y el 18 de octubre, proyectará El huerto del francés para solaz de los aficionados al género.

La historia real acaeció en los primeros años del siglo XX y tuvo su desenlace en 1904. El protagonista, Juan Andrés Aldije Monmejá, alias 'El Francés', propietario de una finca ubicada en las inmediaciones de la localidad sevillana de Peñaflor. Allí, en su casona, había montado una suerte de casino clandestino, al que los pudientes -señoritos, toreros, ludópatas de posibles- de la zona iban a gastarse los cuartos. Nada hacía presagiar cuanto sucedió después el día que desapareció sin dejar rastro un tal Miguel Rejano, quien había viajado hasta Peñaflor con un maletín lleno de dinero con el que realizó unas inversiones. Fue un familiar quien puso a las autoridades alerta, convencido de que le había tenido que ocurrir algo extraño.

Temoroso de que el caso no se investigara, puesto que en los últimos tiempos se han registrado varias denuncias por desapariciones similares sin resultados positivos, el familiar contrató los servicios de un detective, expolicía, llamado Laureano Rodríguez, quien a la postre acabaría descubriendo el huerto de los horrores. El Francés contaba con dos socios, que hacían las veces de gancho: José Borrego y José Muñoz, personajes que captaba a jugadores a los que engatusaban con un canto de sirena irrenunciable: les hablaban de un ricachón de Peñaflor que organizaba partidas clandestinas y al que desplumar era coser y cantar. La realidad era bien distinta: cuando el incauto accedía a la finca, siempre de noche, era golpeado hasta la muerte, desvalijado por completo, y enterrado en el huerto que había junto a la casona. Así fue como se descubrió el cadáver de aquel Miguel Rejano y de otros cinco más, José López Almela, Benito Mariano Burgos, Enrique Fernández Cantalapiedra, Federico Llamas de la Torre y Felix Bonilla Padilla. El Francés y sus compinches fueron detenidos, juzgados y condenados a morir por garrote vil.

Fotogramas de la película.Fotogramas de la película.

Película de culto. El huerto del francés fue la segunda película que dirigió Paul Naschy , que se tomó la licencia de convertir la finca de Peñaflor no en una sala de juego sino en un prostíbulo. Contó con un reparto que mezclaba la juventud y la veteranía: unas exuberantes María José Cantudo, Ágata Lys y Silvia Tortosa mezclaron sus encantos con actores asentados como José Calvo, José Nieto o Carlos Casaravilla. Rodó Naschy en los mismos emplazamientos en los que sucedieron los terribles hechos, y se documentó durante meses haciendo mucho trabajo de campo y comprobando con desazón cómo aquel pasado sangriento había sido pretendidamente olvidado de la memoria colectiva de la comarca.

El resultado, espléndido. Para el crítico (y director del Festival de Sitges ) Ángel Sala, El huerto del francés "Es una especie de cuadro de Julio Romero de Torres ensangrentado, que reconstruye satisfactoriamente la época. El clímax es perfecto y posee una profunda carga social que refleja aquella torva España negra, la Andalucía profunda ". La fotografía, asaz oscura, contribuye a dar veracidad a la sordidez de la historia. Tal y como se cuenta en la plataforma Proyecto Naschy, Ángel Sala destaca que el cineasta burgalés consigue en esta película "un triplete difícil de superar, pues El huerto del francés es posiblemente el mejor guión firmado por Molina (con una impecable descripción de la España profunda y primitiva de principios del siglo pasado, con sus cuotas de superstición, pobreza, dejadez moral, represión sexual y odios comunales), su mejor interpretación y, a la postre, su mejor película como realizador, con una sobriedad escalofriante y una narración poderosa, sin efectismos y coherente con el ambiente y la veracidad de la historia ".

El propio Naschy se reservó el papel del Francés, en el que rayó a gran altura en opinión de Sala: "Un serial-killer patrio con sabor a tortilla de patatas acompañado por el rasgueo de las guitarras, pero más espeluznante que cualquier american-psicho (…) La interpretación de Naschy hiela la sangre de los espectadores ".

Sergio Molina, hijo del añorado actor y director burgalés, elogia tanto la película que ahora va a rescatar Sitges como el papel de su padre en ella: "Mi padre la tenía considerado como una de sus mejores películas y la poca gente que la ha podido ver en buenas condiciones así lo piensa (...) Es una abigarrada historia de un asesino despiadado y sin escrúpulos que elimina a sus víctimas valiéndose de bajos instintos mezclando prostitución y juego en una espiral cuasi diabólica donde Juan Andrés Aldije juega el papel de un Mefistófeles de hoz y algarroba. Es una película dura, fría y sin concesiones ". Según cuenta el vástago de Molina, Naschyse empeñó en llevar al cine la truculenta historia de los asesinatos de Juan Andrés Aldije por el popular dicho 'te van a llevar al huerto. "La dichosa frase llevó a la curiosidad de un Jacinto en plenitud creativa lo cual le llevó a investigar, y lo que descubrió le pareció tan horrible que decidió llevarlo al cine. Como anécdota, comentar que la mayoría de las localizaciones en las que se rodaron los exteriores de la película fueron los lugares donde sucedieron muchos de los hechos. Recuerdo como mi padre me contó que tuvieron que limpiar todo el patio donde al final pasan a garrote a los dos criminales porque habría servido de cuadra en los últimos años antes del rodaje ".

No ha olvidado Molina la impresión que le causó la primera vez que vio la cinta: "Quedé impresionado por la crudeza de la historia, acostumbrado hasta entonces a otros modos en sus películas, menos realistas, más fantásticos, pero ese cambio me dejó marcado. Recuerdo varios flashes, de esos que te dejan huella, la mirada de Paul al principio de la cinta para achantar al señorito andaluz, el aborto del personaje de Andrea rodado de forma crudelísima o la frase que le espeta Aldije al médico al final de la película cuando éste le dice que está loco, y éste le contesta '¿Loco ?, eso quisiera yo, estar loco'. No sé si mi padre estaba un poco loco al abordar todos sus proyectos, pero desde luego, agradezco su locura con este ' Huerto del francés '".