El campo burgalés se prepara ya para un 'golpe' histórico por culpa de la gran sequía. Las últimas previsiones oficiales dejan claro que se tratará de una de las peores cosechas que se ha visto en décadas y se calcula que como máximo se llegará a las 650.000 toneladas de cereal. Supone una merma de alrededor de un 60% con respecto a una campaña normal y si el pasado año -con 1,1 millones de toneladas- se consideró malo, también por la falta de lluvias y las altas temperaturas, esta campaña se resume a estas alturas como «catastrófica» por los profesionales del sector.
Sin embargo, la previsión que ahora se maneja puede que resulte incluso peor si no llueve durante los próximos días y el mal estado del campo se acentúa. Según los registros oficiales de la Junta de Castilla y León, en las últimas dos décadas no hay ningún año que se aproxime a este dato tan negativo. La peor cifra en este tiempo ha sido la de 2017, que se quedó en 882.000 toneladas, también a consecuencia de la falta de agua. En el lado opuesto se encuentran las campañas de 2008 y de 2020, que se calificaron de «espectaculares» al alcanzarse los 2 millones de toneladas. Ahora solo queda confiar en 'salvar' lo que queda, ya que muchos agricultores se plantean no sacar las cosechadoras a la vista de los escasos rendimientos que se van a obtener, como confirman desde las organizaciones agrarias.
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