Más allá de la temporada de baño

B.A. / Burgos
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Los bares de las piscinas de pueblos como Villagonzalo Pedernales, Palacios de la Sierra, Briviesca, Quintanadueñas o Villadiego mantienen sus puertas abiertas durante todo el año

Más allá de la temporada de baño - Foto: Patricia / L .L. Araico / S.F.L.

No hace calor. Los clientes no buscan la sombra para refugiarse del sol. Nadie lleva chanclas ni su cuerpo envuelto en una toalla. Atrás quedaron los meses de verano y la temporada de baño para las piscinas de los pueblos. La mayoría de los bares de estos complejos echan el cierre cuando asoma septiembre, otros, en cambio, mantienen sus puertas abiertas durante todo el año. Son el caso de los de las piscinas de Villagonzalo Pedernales, Quintanadueñas, Palacios de la Sierra, Briviesca o Villadiego entre otros. En ellos los clientes ya llevan cazadora y botas, y según avanza el calendario apetece más un caldo o un café bien caliente que una cañita fresca. Diferente momento, mismo servicio. 

El de Villagonzalo está ubicado en una zona estratégica, junto al polideportivo, la pista de padel y el campo de fútbol, en los que hay bastante «jaleíllo» los fines de semana «porque en el pueblo hay 6 equipos», detalla Jorge Fernández, vecino de la localidad desde hace 20 años y gestor del local desde mayo del año pasado. Con más de tres décadas de experiencia en el sector de la hostelería, es el dueño del Bar Restaurante Pascual de la capital y que ahora tiene alquilado, se muestra «contento» de como funciona el local de Villagonzalo. «Los fines de semana se trabaja bien, si no estuviera aquí todo el complejo deportivo quizá sería diferente, ya que estamos un poco a las afueras».

Cierra los lunes por descanso y el resto de días atiende desde las 9.30 horas hasta las 23, aproximadamente. De su cocina salen platos combinados, cazuelitas, raciones, hamburguesas o sanwiches. «Ofrecemos un poco de todo. También viene la gente a almorzar y los sábados y los domingos es cuando más comidas y cenas damos», cuenta Jorge, que asegura que el bar se ha convertido en uno más del pueblo. 

Fue él también quien inauguró el bar de las piscinas de Arcos de la Llana y que llevó durante un año, el tiempo que contemplaba la licitación. Ese establecimientos también es de los que ha mantenido las puertas abiertas durante los pasados inviernos, pero este año no lo hará porque se van a reformar las instalaciones. 

Raquel Koleva y su hija gestionan desde hace dos años el bar de las piscinas de Villadiego. Durante este tiempo también ha estado abierto todo el año al público, aunque ahora, «como está más flojo», únicamente abren por las tardes y el lunes cierran por descanso.

Además de bebidas también ofrecen varias opciones para comer o picar, como hamburguesas. Como sucede en Villagonzalo, también está junto al polideportivo o el campo de fútbol. 

Más alejado del pueblo, en pleno pinar, se encuentra el de las piscinas de Palacios. Hay que desviarse para acceder a él, pero a los clientes fieles de Inmaculada de Pedro, más conocida como Macu, no les importa. Con 35 años de experiencia en hostelería regentó  9 años el restaurante del Comunero de Revenga y durante 12 el Bar Restaurante Arlanza del Camping de Quintanar de la Sierra. Desde junio su clientela acude a verla a su nueva casa, el bar de las piscinas de Palacios de la Sierra, que siempre tuvo claro que iba a abrir durante todo el año, no solo los meses de julio y agosto, como era lo habitual hasta ahora.   

Con su equipo, con el que lleva años trabajando, da servicio toda la semana, no cierra nunca por descanso. Ahora los bañistas no están, pero cuenta que acuden sus trabajadores o comerciales de siempre, además de cazadores, seteros o cualquier otro ciudadano. «No lo estaremos haciendo tan mal cuando la gente nos sigue», relata la experimentada hostelera, que comienza con almuerzos, da comidas (entre 30-40 entre semana y más de 100 los sábados y domingos) y después cenas. 
Por la ventana de su local solo se ven pinos y las piscinas, que va a iluminar para que queden más bonitas por la noche. Incansable por ofrecer siempre lo mejor, también ha reformado la parte de arriba, que funcionaba como almacén y donde ha dado forma a un comedor con capacidad para 100 personas. «El Ayuntamiento va a montar una cocina en esa planta» cuenta la mujer de Canicosa agradecida por el interés municipal de reinvertir en las instalaciones lo que genera el alquiler. 

Tras mirar varias opciones siguió fiel al tipo de local que viene gestionando, amplio y con zonas verdes grandes alrededor. Ahora puede ofrecer comidas para eventos y grupos grandes, de hasta 100, y entre sus especialidades está el cordero asado al horno y chuletas, chuletón, solomillo o pescado a la brasa. «Además de torreznos, que no pueden faltar en la carta, y los huevos fritos, que hay mucha gente que los pide para comer». 

A la brasa. En Briviesca el contrato de licitación del bar de las piscinas recoge su apertura durante todos los días de temporada de baño y los fines de semana del resto del año, días en los que se utilizan las instalaciones deportivas junto a él. Juliana Ortega lo gestiona desde el verano del 2022 y desde entonces ha cumplido con ello, pero este año, además, lo abre entre semana, por las tardes,  desde las 16 horas hasta el cierre. «Antes teníamos otro local  de hostelería en el pueblo, pero se nos ha acabado el contrato. Ahora disponemos de más tiempo libre y así podemos abrir también de lunes a viernes», cuenta la mujer. 

Una de las especialidades de este bar son los pollos y las costillas a la brasa, en carbón vegetal.  Los fines de semana triunfan, tanto para comer en el local como para recoger. «Es gracias a lo que conseguimos mantenemos en invierno, ya que entre semana está más flojo», relata la hostelera, que también ofrece chuletones, hamburguesas, raciones variadas o bocadillos, entre otras. 

César Morcillo conoce muy bien este bar de Briviesca, lo llevó hace unos años. También el de las piscinas de la Merindad de Río Ubierna, que gestiona desde hace 12  solo en la temporada estival. Con gran experiencia en hostelería se ha estrenado con las del Alfoz de Quintanadueñas en mantener el negocio abierto todo el año. «Funcionamos como un bar más del pueblo y estamos contentos con la acogida. También hacemos bocadillo, pizzas caseras o hamburguesas. Queremos ofrecer menús del día, pero nos está costando encontrar cocinero», relata el dueño, que afirma que también preparan comida para llevar. «Se encarga y se recoge en el bar».