La Junta de Castilla y León ha paralizado el expediente administrativo que abrió después del vertido de nitritos que se produjo el pasado mes de junio en el Pozo Azul. Un juzgado de Burgos, el de instrucción número 1, ha iniciado una investigación sobre un suceso en el que murieron numerosos peces, que obligó a recomendar a los pueblos del entorno que no se bebiera agua del grifo y que provocó la turbidez de una masa acuática que es un reclamo para los amantes del submarinismo. De hecho, al menos una inmersión tuvo que ser suspendida.
La investigación se halla aún en una fase muy preliminar, según señalan fuentes de la Fiscalía, desde donde advierten de que «aún quedan muchos informes por elaborar, entre ellos del Seprona», para establecer si se produjo un delito contra los recursos naturales. Hasta que judicialmente el caso no sea cerrado el expediente del Ejecutivo autonómico para la imposición de posibles sanciones queda en suspenso. Hay que recordar que el Servicio Territorial de Agricultura apuntó como origen del vertido a la fábrica de explosivos del páramo de Masa, en Quintanilla Sobresierra.
La Junta de Castilla y León alertó de que el pasado 20 de junio fue detectado un incremento súbito y progresivo de la morbilidad y de la mortalidad de la trucha arco iris por un defecto de calidad del agua en la piscifactoría de Covanera. El origen estuvo en un exceso de nitritos que procedía presuntamente, según la principal sospecha del Servicio Territorial de Agricultura, de la fábrica de explosivos del páramo de Masa, en Quintanilla Sobresierra. Además, el Gobierno regional recomendaba la notificación a la autoridad competente de Salud Pública ante la posibilidad de afectación de los manantiales próximos empleados en el abastecimiento de agua de las localidades cercanas, especialmente Covanera.
Y, efectivamente, a los pocos días el alcalde de Tubilla del Agua, Cristian Santamaría, lanzaba un aviso a los vecinos de su pueblo, de Covanera, de Tablada, de San Felices y de Bañuelos de Rudrón para que no bebieran agua del grifo hasta conocer los resultados de los análisis que se realizaron para comprobar si había presencia o no de nitritos en los manantiales próximos a esa zona.
Y es que el vertido no afectó solo a la piscifactoría de Covanera sino al propio pozo azul y a manantiales situados en los alrededores, según puso de manifiesto la Consejería. Los tests llevados a cabo el mismo 20 de junio arrojaron unos resultados que así lo revelaron, con positivos en contaminación por nitritos tanto en un ramal que desemboca en el pozo azul como en el propio pozo. Todas las muestras obtenidas fueron analizadas en laboratorios homologados. La sospecha de la Administración regional es que la fuente contaminante, culpable del aumento de nitritos y de la mortalidad de los peces, estaría en la actividad de la fábrica de explosivos de Quintanilla Sobresierra. La Junta recordaba en su informe que la empresa cuenta con antecedentes por contaminantes y defectos en la gestión de sus residuos.
La voz de alarma se dio el mismo 20 de junio, cuando en la piscifactoría de Covanera observaron una gran cantidad de peces muertos, que afectaba principalmente a los alevines y en menor grado a los ejemplares de más de un año. La misma tarde la autoridad competente llevó a cabo un control en el lugar y detectó que más del 70% de las crías habían muerto y más de un 90% presentaban síntomas de haberse contaminado. En el caso de los ejemplares adultos, la morbilidad afectaba al 20%, con un 1,3% de mortalidad.
El análisis de las truchas arco iris reveló que su mortalidad no obedecía a un origen infeccioso, ya que la mortalidad se presentó de forma súbita. De hecho, los partes diarios de fechas anteriores no detectaron incidencia alguna. Los ejemplares afectados presentaban un cuadro de contaminación por nitritos, que se manifiesta clínicamente en lesiones que destacan por el color chocolate de las branquias y de la sangre, además de hipoxia cerebral (letargo, desorientación, etc.) y muerte por insuficiencia respiratoria.
El Pozo Azul es una de las masas de agua que más atraen a los submarinistas del todo el mundo y se ha convertido también en un reclamo turístico de la provincia burgalesa, a la que se acercan numerosos viajeros. Ha sido comparado con retos tan gigantescos como el Everest o con la conquista de los polos. Incluso con las misiones espaciales. A sus profundidades ha llegado menos gente que a la luna y en los últimos años fue objeto de intensas campañas de exploración. Pues bien, este verano ha habido que suspender una inmersión. La falta de transparencia de las aguas del pozo azul obligó al equipo del espeleobuceador suizo Pedro Balordi a cancelar su expedición en la cueva burgalesa, que tenía el objetivo de rebasar los 13 kilómetros ya conocidos, bajando a profundidades de hasta 80 metros. El experto tenía previsto sumergirse este sábado y regresar a la superficie el 5 de agosto, pero optó por posponer los planes al próximo verano porque la turbidez de las aguas impide desarrollar la iniciativa con éxito.