Las advertencias que hicieron los hospitaleros y propietarios de los albergues a lo largo del Camino de Santiago a principios de agosto han acabado -tristemente- por cumplirse. El verano de 2024, visto ahora con perspectiva, ha sido quizás uno de los peores en cuanto a la llegada de peregrinos se refiere a la provincia de Burgos. Con estos mimbres, y a pesar de que la temporada cada vez arranca antes -algunos incluso empiezan a recorrer la ruta nada más concluir la Semana Santa- y concluye más tarde -hasta mediados de noviembre incluso- el balance general de la temporada es negativo.
«Nunca jamás desde que abrimos habíamos tenido un día sin ninguna de las 36 camas ocupadas», reconoce Ibis, del albergue de Agés. En una misma tesitura se han movido durante julio y agosto Clemen e Inma, con establecimientos para el descanso de los peregrinos en Rabé de las Calzadas y Hornillos del Camino. Durante alguna que otra noche estival tuvieron sus negocios cerrados por falta de caminantes, un hecho insólito y que temen que se pueda empezar a convertir en costumbre.
Aunque desde otros puntos de la Ruta Jacobea a su paso por la provincia aseguran que septiembre ha sido «entre decente y bueno» y que lo que llevamos de octubre «no va mal porque está respetando el clima», el bajón de clientes que se produjo en el periodo estival les llevará a cerrar la estadística con menos inquilinos que en anteriores ejercicios.
En general ha sido un año más flojo. La cifra de peregfrinos puede caer un 15%"José Manuel, albergue de Redecilla del Camino
«El 2024 en general ha sido flojo, con alrededor de un 15% menos de actividad que en 2023», admite José Manuel, del albergue Essentia de Redecilla. A juicio de este, y tal y como ha podido escuchar de los propios peregrinos que recorrían el Camino Francés, este se encuentra «muy saturado». De este modo, son muchos los que renuncian a completar la Ruta Jacobea en su vertiente original para adentrarse en otras alternativas con idéntico final en Santiago de Compostela.
El Camino del Norte o los dos que recorren Portugal, uno junto a la costa atlántica y otro por su interior están cobrando cada vez más protagonismo a costa del que va de Roncesvalles hasta Galicia vía Castilla y León. Especialmente grave está siendo la fuga de peregrinos estadounidenses, tal y como reconoce. Así las cosas, el récord de credenciales que se hizo público la semana pasada y que cifra en casi medio millón las personas que han sellado su credencial en la capital gallega, se nutre principalmente de los nuevos andantes de las rutas alternativas.
«En verano antes también había menos peregrinos, pero lo de estos dos últimos años, especialmente este, ha sido de no creer», admite Inma, del albergue municipal de Hornillos del Camino. La actividad en el interior de su establecimiento durante septiembre y octubre choca frontalmente con la tranquilidad y calma que experimentaron en julio y agosto. «¿Por qué a la Junta no le interesa promocionar más esta ruta a su paso por la Comunidad?», se pregunta. Y es que el problema que muchos hospitaleros creen que subyace por detrás del desplome de peregrinos es la mala fama del tramo castellano y leonés pese al excelso patrimonio que atesora durante sus etapas.
Tendríamos que estar llenos hasta diciembre para recuperarnos del bajón veraniego"Clemen, albergue de Rabé de las Calzadas
«Para remontar el bajón que se produjo en verano tendríamos que estar recibiendo clientes de forma constante hasta diciembre», explica Clemen, de Rabé de las Calzadas. No ocurrirá eso, e incluso en algunos puntos como Belorado, Irene, del albergue municipal, confiesa que el otoño está siendo muy similar al de 2023, sin repunte alguno que ayude a paliar la «mala» temporada estival.
La otra cara. Aunque la sensación a nivel general es que la temporada 2024 para los negocios ubicados a pie de Camino de Santiago ha sido peor que la del curso previo, en algunos puntos las sensaciones son muy distintas. Es el caso del albergue INpulso de Atapuerca: su primer año abierto ha sido «todo un éxito» según su dueña, Estrella. Tan solo reconoce que experimentó un bajón en julio, cuando le costó llenar a diario la mitad de las camas, mientras que en agosto, septiembre y octubre la ocupación ha sido notable. «Me llegaban noticias de que estaba siendo un verano flojo, pero yo no lo he notado. Estoy agradecida», afirma.
Julio fue horrible, con días vacíos. La situación ahora es mejor, pero o para tirar cohetes"Ibis, albergue de Agés
También han salvado el ejercicio -y con nota según ellos mismos- los encargados del albergue de Castellanos de Castro. «El verano ha sido flojo, pero estamos contentos. Es nuestra primera vez y firmamos repetir los mismos datos», admite Ane. Italianos y españoles han sido sus principales clientes, a los que seguirán recibiendo al menos hasta el 16 de noviembre, fecha que tienen previsto cerrar. «Estamos trabajando más de lo que esperábamos», sentencia.